¡Señor, que sean para tu corazón misericordioso,
Todas nuestras alegrías, esperanzas y aspiraciones!
Enséñanos a ejecutar tus propósitos desconocidos,
Abrenos las puertas de oro de las oportunidades del servicio,
¡Ayúdanos a comprender Tu verdad!
Que sea nuestro trabajo el taller sagrado de bendiciones infinitas;
Convierte nuestras dificultades de la senda en renovadas lecciones...
En Tu nombre,
Sembraremos el bien donde surjan las espínas del mal,
Encenderemos la luz donde permanezcan las tinieblas,
Verteremos el bálsamo de Tu amor en donde corra el llanto del sufrimiento,
Proclamaremos Tu bendición en donde haya condenaciones,
¡Desplegaremos Tu bandera de paz junto a las guerras del odio!
Señor,
Permítenos que podamos servirte
Con la fidelidad con que nos amas,
Y perdona nuestras fragilidades y vacilaciones en la ejecución de Tu obra.
Fortalece nuestro corazón
Para que el pasado no nos perturbe y el futuro no nos inquiete,
A fin de que podamos honrar Tu confianza en el día de hoy,
Que nos diste
Para la renovación permanente hasta la victoria final.
Estamos bajo Tu tutela en la Tierra,
Confundidos en el recuerdo de errores milenarios,
Pero queremos, ahora, con todas las fuerzas del alma,
¡Nuestra liberación en Tu amor, para siempre!
Arráncanos del corazón las raíces del mal,
Líbranos de los deseos inferiores,
Disipa las sombras que nos oscurecen la visión de Tu plano divino
Y ampáranos para que seamos
Servidores leales de Tu infinita sabiduría.
Danos el equilibrio de Tu ley,
Apaga el incendio de las pasiones que, a veces,
Irrumpe, todavía,
En lo íntimo de nuestros sentimientos,
Amenazándonos la construcción de la espiritualidad superior,
Consérvanos en Tu inspiración redentora,
En el ilimitado amor que nos reservaste
Y que, integrados en Tu trabajo de perfeccionamiento incesante,
Podamos atender Tus sublimes designios,
En todos los momentos,
Convirtiéndonos en servidores fieles de Tu luz, por siempre,
Que así sea.