El Señor, igual que un terrón de azúcar, es por entero dulzura. Todas las diferencias y distinciones representan ilusiones de gente con consciencia corporal. Consideren este ejemplo : Una madre que tenga cuatro hijos no le presta tanta atención y cuidado a los otros tres como lo hace con el que esté en la cuna. Incluso aunque el niño no lo pida, ella está siempre vigilante para alimentarlo. Los otros tres vienen y le piden su comida o cosas con las que jugar. Al observarlo, no pueden dictaminar que sea una mala madre o una madre parcial. La madre adecúa sus actividades a la capacidad y habilidad del hijo. Así también, aunque todo el mundo sea Suyo, aunque todos son Sus hijos, Él entrega Su gracia y Sus bendiciones a cada cual según la capacidad y habilidad de uno. El adjudicarle alguna falta a dicha desinterada, sincera, simple, siempre bienaventurada Providencia es como atribuirle oscuridad al Sol – ¡lo cual es un acto de crasa ignorancia! - Geetha Vahini, Ch 9. |