Antoni Gaudí: La Vida y Obra Del "Arquitecto De Dios"
Es extremadamente raro que una persona revolucione un género artístico completo y haga que todos admiren su arte y su inmenso talento. En la arquitectura moderna, ese talento raro perteneció a Antoni Gaudí (1852-1926), un arquitecto español que creó edificios como si fueran esculturas que imitaban la naturaleza y se dice que estuvo un siglo adelantado a su tiempo.
Aunque el genial escultor falleció hace casi un siglo, su mayor obra maestra aún está incompleta. Hasta el día de hoy, cientos de arquitectos, ingenieros y constructores están trabajando arduamente para terminar la gran creación final de Gaudí, la iglesia más alta del planeta, la Sagrada Familia. Únete a nosotros en nuestro viaje por la vida del gran arquitecto modernista y admira algunas de sus gloriosas obras maestras.
Durante la Feria Mundial de París, Gaudí conoció al industrial Eusebi Güell, quien quedó impresionado por el talento del joven arquitecto y, en última instancia, se convertiría en el amigo y mecenas de toda la vida de Gaudí. Inmediatamente, Gaudí comenzó a trabajar en una serie de proyectos para el empresario, particularmente el Palau Güell, y más tarde en el Park Güell visto en las fotos de arriba y abajo. En este punto de su carrera, Gaudi todavía estaba muy inspirado por motivos orientalistas y neogóticos, pero esto pronto cambiaría.
Estas y otras propiedades de lujo que construyó a fines de la década de 1870 lo hicieron famoso en Barcelona, y en 1883, Gaudi recibió el encargo de completar una iglesia en Barcelona, la famosa Sagrada Familia. Sin embargo, en lugar de simplemente completar el proyecto, Gaudi desechó los planes anteriores y decidió comenzar el proyecto desde cero.
Mientras tanto, el arquitecto continuó trabajando en numerosos proyectos simultáneamente, tanto en el extranjero como en España, y su estilo evolucionó lentamente del estilo victoriano y modernista a un enfoque más naturalista de la arquitectura, que se convertiría en su estilo característico.
Probablemente el mejor ejemplo de este cambio son las icónicas Casa Batlló y Casa Milà en Barcelona.