LOS NUDOS DEL CORAZÓN EN EL SANATANA DHARMA
Sadguru Sri Madhusudan Sai
El nacimiento humano es el más raro de conseguir porque se da solo a los humanos para tomar consciencia de la propia divinidad, que es el verdadero propósito de la vida humana, dice el sanātana dharmā. En el artículo anterior aprendimos que para tomar consciencia de la la propia divinidad se necesitan tres bendiciones, a saber, un nacimiento humano (nara janma), el deseo de autorrealización (mumukṣutvaṃ) y la guía de un gurú (mahāpuruṣa saṃśrayaḥ). El verdadero buscador debe tener cuatro calificaciones puras que es tener discriminación (viveka), desapasionamiento (vairāgya), las seis cualidades de shama, dama, uparati, titikșā, śrāddha y samādhāna (llamadas conjuntamente shat sampat) y un intenso deseo de tomar consciencia de la verdad (mumukṣutvaṃ). La pregunta que quedó sin respuesta en el último artículo era: ¿Por qué la mayoría de los humanos no buscan tomar consciencia de su divinidad? ¿Por qué no tienen un deseo tan intenso de liberación? Vamos a reflexionar sobre sobre ello.
Hay tres razones para esto, tal como se explica en las Escrituras: avidyā o ignorancia, kāma —deseos erróneos— y karma —acciones dirigidas a esos deseos erróneos—. Si nos detenemos profundamente, la causa raíz de las dos últimas puede descubrirse en la primera razón: la ignorancia.
El deseo de conocer algo se desarrolla solo si alguien llega a saber que tal cosa existe; por ejemplo, si no sabes que ha salido al mercado una nueva versión de un producto, ya sea de tu coche favorito o de un teléfono, no podrás desarrollar el deseo por él. Por lo tanto, la primera razón para no tener ningún deseo de tomar consciencia de uno mismo es la ignorancia de que ese concepto existe en primer lugar. Y eso se debe a la compañía de aquellos que también son igualmente ignorantes al respecto. Esto se llama "avidyā" o ignorancia, que es la razón principal de que las personas carezcan del deseo de conocer su divinidad. Mientras que por un lado es la ignorancia de la existencia de la divinidad, por otro lado es también el conocimiento incorrecto sobre el mundo que nos rodea y que es experimentado por el cuerpo y la mente de una persona. Sri Krishna dice en el Bhagavad Gītā: "anityam asukhaṁ lokam", es decir, este mundo es temporal y penoso. Sin embargo, debido al conocimiento erróneo o a la ignorancia de este hecho, la mayoría se engaña con el oropel y el brillo del mundo y renuncian al verdadero oro de la toma de consciencia de sí mismos. El ejemplo clásico de este conocimiento incorrecto es la aparición ilusoria de una serpiente en la cuerda, durante el crepúsculo. Aunque el mundo, y las alegrías que parece ofrecer, parecen ser reales, no son más que transitorios, mientras que el conocimiento del Ser otorga una felicidad permanente. Lamentablemente, debido a la ignorancia de esta verdad o al conocimiento incorrecto sobre la impermanencia del mundo, la gente no desarrolla un intenso deseo de tomar consciencia de sí mismos, o mumukṣutvaṃ.
La segunda razón, es 'kāma' o deseos erróneos, nacidos de avidyā. El conocimiento erróneo del mundo, y sus placeres transitorios, hace creer que este mundo es real y que las alegrías durarán para siempre; esto crea una cadena de deseos para buscar el mundo en lugar de Dios. Además, incluso si alguien llega a saber que existe tal cosa como la divinidad, los deseos distractivos que buscan placeres mezquinos del cuerpo, y las alegrías instantáneas pero fugaces de la mente, no nos permiten perseguir constantemente el camino de la toma de consciencia de uno mismo. El cuerpo y sus diversas necesidades, la mente y sus interminables deseos, conducen constantemente a la persona a la persecución obstinada de su gratificación, dejándole apenas energía para dedicarse a la toma de consciencia de sí misma. Piensa de esta manera: partiste de tu casa hacia tu destino, pero en el camino conociste a alguien tan atractivo que olvidaste el propósito por el cual habías empezado, y acabaste pasando todo el tiempo con el nuevo amigo. Esto ocurre siempre: un estudiante que quiere estudiar para los exámenes se distrae con los videojuegos del teléfono, o una persona que quiere perder peso puede distraerse con la sabrosa comida que se le presenta, y así sucesivamente. Este esfuerzo decidido por conocer la propia divinidad se ve disminuido por las interminables distracciones que ofrece el mundo que nos rodea.
Esta tercera razón, el "karma" —las acciones— nace de la segunda, "kāma" o el deseo de algo. Cuando se desarrolla un deseo falaz, en el sentido de que es un deseo diferente al de tomar consciencia de uno mismo, entonces, uno se ve obligado a emprender acciones para satisfacerlo. Por ejemplo, si uno desea un nuevo aparato o una posesión particular, tiene que adquirirlo mediante ciertos esfuerzos, justos o no. Todos conocemos la tercera ley del movimiento de Newton, según la cual toda acción tiene una reacción igual y opuesta, y esto también se aplica en el caso del karma o la acción. Cada acción emprendida produce una reacción, o consecuencias. Estas consecuencias pueden ser placenteras o dolorosas, dependiendo del tipo de acción emprendida. Pero la reacción o las consecuencias del karma, llamadas "karma prabhāva" tienen que ser experimentadas sin falta. Esta reacción que nace de cualquier acción conduce a la siguiente acción y, por tanto, a la siguiente reacción, y este ciclo sigue y sigue; como tú puedes desear un nuevo reloj de pulsera que viste el otro día en un cartel. Ahora, para comprarlo, como está un poco por encima de tu presupuesto, debes gastar parte de tus ahorros, o ganar algo de dinero, o pedir un préstamo. Cada uno de ellos te afectará a su manera. Si gastas tus ahorros, te quedas con menos seguridad, lo que puede ponerte ansioso y te obliga a ganar más para compensarlo. Si tienes que ganar más, tendrás que trabajar más horas, lo que significa que tendrás que quitarles tiempo a otras actividades como el descanso y el ocio, y eso puede afectar tu salud. Si pides dinero prestado para comprar el reloj, no necesito explicar las consecuencias: el préstamo, que tendrá que ser devuelto, naturalmente creará ansiedad e inquietud. Así que, mientras se tiene el placer de haber adquirido la preciada posesión del reloj, tras él se desencadenó una estela de acción-reacción. La mayoría de las veces, para cuando finalmente se compra el nuevo modelo de ese reloj, hay en el mercado una versión más nueva, lo que desencadena una nueva secuencia de deseos y acciones.
De este modo, al haber desarrollado un deseo distinto al de la liberación, estaríamos atados por la cadena de acción y reacción. Estas acciones y reacciones, que son como los eslabones de una cadena nacida de deseos distintos a la toma de consciencia de uno mismo, nacen a su vez de la ignorancia del verdadero propósito del nacimiento humano, que es la causa de que la mayoría de la gente no persiga el camino de la toma de consciencia de sí mismos.
Sin embargo, si uno encuentra la compañía de personas espirituales o de Maestros iluminados, hay una buena oportunidad de que él o ella eventualmente superen este triple obstáculo de la ignorancia, los deseos y la acción-reacción y lleven una vida dedicada a conocer la verdad.
Estos tres, avidyā, kāma y karma, se conocen en nuestras Escrituras como hṛdaya granthi, o nudo del corazón. Nos atan con nudos apretados, que son difíciles de desatar para liberarnos. El Muṇḍaka Upaniṣad dice que para la persona que ha tomado consciencia de su divinidad y se libera de este nudo de ignorancia-deseos-acciones, todas sus dudas se disipan, y se rompe la cadena aparentemente interminable de acción-reacción. Así, la persona alcanza la paz y la felicidad.
¿Qué es ese estado de tomar consciencia de uno mismo? ¿Cuál es la calidad de esa paz?
¿Qué tipo de felicidad experimenta una persona que ha tomado consciencia de sí misma? Estos serán nuestros temas a considerar en el próximo artículo.
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(Artículo publicado en idioma kannada el 18 de mayo de 2021 en Vijayavani, un periódico líder del estado de Karnataka, India)
Los nudos del corazón (DESCARGAR ARCHIVO PDF)