PIRÁMIDES DE CHINA
El término "pirámides chinas" se refiere usualmente a las estructuras piramidales ubicadas en un radio de 100 km alrededor de Xi'an, en las planicies de Qin Chuan, en la provincia de Shaanxi, de la China central.
Muchos de estos montículos piramidales son antiguos mausoleos funerarios construidos para albergar los restos de los primeros emperadores de China y de sus parientes cercanos.
Estas pirámides se suelen hallar en grupo, y usualmente, perfectamente alineadas.
En la actualidad muchas de estas pirámides parecen simplemente montículos cubiertos de vegetación.
Unas 40 de estas pirámides se encuentran dispuestas al noroeste de Xi'an.
La pirámide más famosa es la del primer emperador Qin Shi Huang (fallecido en el 210 AEC), al noreste de Xi'an.
La pirámide del emperador Qin se encuentra a 1.7 kilómetros al oeste de donde fueron encontrados los guerreros de la terracota.
Según los arqueólogos, tuvo una altura de entre 50 y 70 m, llegando a medir casi 350 m de lado y está construida con cerca de 3,5 millones de toneladas de tierra apisonada o tapial. La pirámide constituía el foco central de un vasto complejo funerario cuya extensión se ha estimado en torno a las 6000 Ha.
A pesar de que la cámara funeraria del emperador nunca ha sido abierta, relatos antiguos mencionan que en el mausoleo, cuyas dimensiones podrían rondar los 50x80m, está representado el reino de China, con maquetas de sus palacios, estrellas en el cielo, y ríos y lagos recreados con mercurio.
Recientes análisis del terreno han detectado elevadas concentraciones de mercurio, apoyando la veracidad de los antiguos relatos.
Los arqueólogos creen que las características brillantes del mercurio podrían haberle dado un significado sobrenatural para rituales. Se cree que el mercurio pudo haber sido usado para simbolizar un río celestial, una imagen que remite a la Vía Láctea o, en diversas culturas, a ríos del inframundo ligados a los procesos espirituales de la muerte, los cuales debe atravesar el alma para poder conseguir la vida eterna.
Asombrosamente, también se ha encontrado una gran cantidad de mercurio en las cámaras subterráneas de la Pirámide de Quetzalcóatl, en Teotihuacan, México. Es difícil imaginar que estas complejas simbologías puedan ser elaboradas idénticamente por ambas culturas sin ningún contacto entre ellas.
Otra muy particular similitud entre ambos casos es que Qin Shi Haung era llamado el Emperador Dragón, que en definitiva, no es otra cosa que una serpiente emplumada, es decir, Quetzalcóatl.
Reconocimiento en occidente
En 1667, el padre jesuita Athanasius Kircher escribió sobre las pirámides chinas en su libro "China monumentis Illustrata".
La existencia de las pirámides de China fue poco conocida en el mundo occidental hasta la década de 1910. En 1912 fueron documentadas por Fred Meyer Schroder y Oscar Maman, y también en 1913 por la expedición de Victor Segalen quien escribió sobre la tumba del Primer Emperador y sobre las otras tumbas de la región en su Misión Arqueológica en China (1914): "L'art funéraire à l'époque des Han".
Existe una historia sobre el piloto James Gaussman, de la Fuerza Aérea del Ejército de los Estados Unidos, según la cual durante un vuelo desde India hasta China durante la Segunda Guerra Mundial, este piloto observó una gran pirámide blanca, la cual más tarde se confirmó que se trataba del Mausoleo Maoling del emperador Wu de la dinastía Han, el cual está situado a las afueras de Xi'An.
El desarrollo de los montes tumba en China
Hay una larga historia de construcción de grandes túmulos en China, remontándose al menos al periodo Shang-Zhou, pero las grandes construcciones piramidales se iniciaron en el siglo III AEC, con la unificación de China por Qin Shi Huang.
Tras su muerte, los sucesivos emperadores se vieron en la necesidad de realizar enterramientos similares para mantener su representatividad, aunque ninguno de ellos tuvo la abundancia de mano de obra esclavizada derivada de la reunificación de los reinos. En consecuencia, las pirámides posteriores, pertenecientes en su mayoría a la dinastía Han, supusieron un considerable castigo para la economía imperial, y se erigieron en foco de abundantes revueltas.
La solución al problema económico planteado por las pirámides llegaría siglos después, de la mano del emperador Wendi (581-604), quien sustituyó las costosas pirámides artificiales por montes naturales. De esta forma, las labores de construcción se limitaban a la excavación de una galería en la roca, emplazándose los mausoleos en el corazón de las montañas, que desde entonces adquirían el estatus de sagradas.
Fuente:
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