EL GITA DE SAI BABA
EL CAMINO DE LA AUTOREALIZACIÓN Y
LA LIBERACIÓN EN NUESTRA ERA
DIVINOS DISCURSOS
Bhagavan Sri Sathya Sai Baba
Prashanti Nilayan
Compilado y editado por Al Drucker
CAPÍTULO IX. EL DESEO Y EL ENOJO: GEMELOS MALÉFICOS
Sólo cuando sean capaces de aquietar su mente, podrán superar sus deseos, y sólo cuando logren controlar sus deseos, lograrán dominar el enojo. Por lo tanto, el primer paso para conquistar los deseos y el enojo es liberarse de la mente pensante.
Encarnaciones del amor:
Aquietar la mente es práctica esencial tanto de devotos como de gente ordinaria, pero tal y como el capítulo del Gita sobre devoción señala, acallar los pensamientos es especialmente importante para los devotos. Los pensamientos están cargados de energía y tienen vida propia. Pueden ser más poderosos que el material más fuerte. Comienzan a pensar desde el primer momento en el que nacen. El material del que están hechos los pensamientos es muy sutil; tiene que ver con lo que comen. Por lo tanto, si ingieren comida consagrada, les vendrán pensamientos elevados.
Destruyan los pensamientos impuros con pensamientos puros
Cuando los pensamientos que albergan son puros, sus acciones se santifican, y sus palabras también se santifican. Los pensamientos puros son como una espada filosa pues son capaces de desalojar los pensamientos, sentimientos y acciones impuras, cortándolos en pedazos. Por otro lado, si ingieren alimento no consagrado, florecerán en ustedes sentimientos, pensamientos y acciones impuras. Y no sólo, sino debido al alimento impuro, su cuerpo se debilitará y perderá su capacidad digestiva, y sufrirán todo tipo de achaques.
El Señor enfatiza en el Gita que para que el mundo avance y el potencial espiritual de las personas florezca, es preciso tener un cuerpo sano. Por ello es importante ingerir solamente alimento natural, y purificarlo ofreciéndoselo al Señor, antes de ser consumido.
El pensamiento y los procesos mentales le dan forma a la mente. Si los pensamientos se dirigen al mundo fenoménico, el proceso mental girará en torno a la riqueza y la propiedad, ya que éstas son la base de la vida en el mundo material. Cuando se habla de riqueza, generalmente se habla de posesiones y apegos como el dinero, las casas y la tierra. Otra forma de riqueza es la fama y la posición social. Pero El Gita no considera las posesiones ni el estatus social como la verdadera riqueza. El Gita afirma que el carácter y el buen comportamiento es su verdadera riqueza y, sobre todo, que su mayor riqueza radica en el conocimiento de su verdadero ser.
Buen carácter, buen comportamiento y conocimiento del ser
Nombre y fama, propiedad y familia son bienes efímeros que pueden desaparecer incluso estando en vida. Las calamidades y la mala fortuna pueden acarrear la pérdida de nombre, fama, propiedad y familia. Lo que es más, no tendrán relación con ninguna de estas cosas después de la muerte. Entretanto, el buen carácter, el buen comportamiento y las virtudes que los acompañan, no solamente los ayudarán durante su vida sino más allá de esta vida. Serán sus fieles y eternas compañeras. Permanecerán en ustedes para que puedan alcanzar el conocimiento de su verdadero yo, y con esto, conocer al Señor y fundirse con Él.
Su auténtica fama no depende de su belleza física o de sus encantos personales. No depende tampoco de sus riquezas ni de su fuerza física. Depende exclusivamente de su buen carácter. En las sagradas escrituras encontrarán la historia de Visvamitra quien, en tiempos pasados, fuera un rey cruel y poderoso que se vanagloriaba de sus proezas físicas. Un día, decidió tomar venganza del sabio Vasistha. Éste, desde luego, basaba su fuerza exclusivamente en la Divinidad. Era un alma elevada que vivía con la conciencia puesta en Dios. Contaba con una protección invisible que le venía por estar inmerso en la Divinidad.
Cuando fue atacado por las flechas y proyectiles letales de Visvamitra, el sabio permaneció sereno. Las flechas que éste le lanzó a Vasistha perdieron poder, como si hubiesen sido lanzadas contra un muro de piedra. Los proyectiles lanzados se hicieron pedazos al momento de tocar el cuerpo de Vasistha, cayendo al suelo.
En efecto, la fuerza física expresa un tipo de debilidad. Sólo el poder que se basa en la Divinidad y está sustentado en la rectitud constituye la fuerza verdadera. Al darse cuenta de ello, Visvamitra se entregó a severas penitencias para llegar al loable nivel espiritual de Vasistha. Tras realizar austeridades por un tiempo, Visvamitra pudo alcanzar el conocimiento de la Divinidad, al punto de que el mismo Vasistha lo reconoció como un sabio consciente de su Divinidad.
Poder divino y poder físico
Los Kauravas -primos malvados que Arjuna y los Pandavas enfrentaron en la 'Gran Guerra'-ascendían a cien hermanos. Ellos basaron su fuerza en el poderío militar. Al final, todos los hermanos murieron en la guerra que ellos mismos habían propiciado; no quedó ni un solo hijo para llevar a cabo los funerales de sus padres cuando éstos fallecieron. ¡Terrible destino! En lugar de procurar la ayuda divina, los hermanos Kauravas se refugiaron en el poderío material, el dinero y la fuerza física de sus combatientes. Por su parte, los hermanos Pandavas se rindieron por completo a Krsna y se acogieron a su gracia.
Cuando Arjuna cayó rendido a los pies de Krsna, éste quedó muy complacido; irguiéndolo le dijo: "Levántate, Arjuna, el poder real radica en la fe. Al final, la justicia y la rectitud siempre triunfan y el egoísmo perece; es la inmutable verdad que se cumple en cada era." El día de la batalla, Krsna le advirtió a Arjuna que aquel que se refugia en el Señor obtiene su gracia, y obtiene éxito en todo lo que emprende. Mientras que quien rehúsa la protección del Señor, no obtiene su gracia y, a la larga, fracasa y queda destruido.
Si aspiran a ganarse la gracia del Señor, tienen que controlar sus deseos mundanos. Todas las actividades que desarrollan en el mundo fenoménico ocurren en el estado de vigilia. Mas, lo que resulta de dichas actividades no es más real que lo que acontece en los sueños. Las mansiones y grandes recintos que ven en sueños se desvanecen en un tris al abrir los ojos. No son ni nunca fueron reales. Las experiencias del estado onírico desaparecen al ingresar a la vigilia, así como las experiencias del estado de vigilia se desvanecen durante el sueño. Pues bien, durante el sueño profundo ¡los dos estados anteriores desaparecen!
Dios yace más allá de los tres mundos
Krsna enseñó en el Gita que existen tres mundos: el físico, el mental y el causal. El mundo mental es una forma sutil del mundo físico, y el mundo causal es una forma más sutil del mundo mental. De estos tres mundos que intervienen en la vigilia, el sueño y el sueño profundo, el mundo causal es el más sutil; y penetra absolutamente todo. Más allá de estos tres mundos, se encuentra el Señor infinito, el principio divino. El principio divino es lo más sutil de lo sutil, lo más diminuto de lo diminuto, y también lo más inmenso entre lo inmenso. Dios es lo más poderoso de todo lo que es poderoso. Nada existe superior a Él. Búsquenlo e instálenlo en su corazón y sálvense. Sepan que lo más poderoso entre lo poderoso es su mismo ser. Esta es la verdad que subyace a la Divinidad. La verdad de ustedes mismos.
El día se compara con el proceso de cicatrización de una herida. Inicialmente sobre la herida se forma una capa de células protectoras. Al tiempo, la herida se cura y la capa protectora se desprende. Cuando tanto la sensación de ser el servidor del Señor como la de ser uno con Él -que nublan al verdadero yo- se desprenden, se ingresa a la etapa final del no dualismo. Es cuando se sumergen en la única verdad: "Yo Soy".
Donde quiera que miren, verán su propio y único ser
Cuando afirman "Soy Él, soy Dios", aún existe cierta dualidad porque se trata de dos entidades, yo y Dios. La no-dualidad no es completa. Al inicio, cuando afirman "Dios mío, soy tu servidor", el Señor es ubicado fuera del servidor; su identidad es claramente distinta. Por otro lado, cuando afirman "Soy Dios", si bien todavía existe traza de dualidad, la distinción no es la que existe entre un sujeto separado del objeto, sino la que hay entre el sujeto y la imagen de sí mismo en el espejo.
Siempre que haya personas distintas o existan entidades separadas, necesariamente se producirán diversas imágenes o reflejos. Pero en la etapa de no-dualismo calificado, ven su imagen en todo, porque ustedes son lo único que existe. Son el ser único, reflejado en distintas imágenes, del mismo modo que la imagen del sol produce múltiples reflejos en distintas vasijas con agua. Así, en la etapa de no-dualismo calificado, se encuentran solos; no hay nadie más. Lo único que aún se interpone entre ustedes y la Divinidad es el espejo. A cada paso perciben su propio reflejo, por eso se sienten cerca de y amados por el Señor, de frente a Él.
Empero, una vez que perciben al Dios único que todo lo impregna, ¿para qué necesitan más imágenes? ¿Puede haber algún lugar donde no se encuentre Él? Cuando el mundo entero se convierte en la morada del Señor omnipresente, ¿en dónde se podría buscar la puerta de entrada a su mansión? Si hubiese una calle separada de la casa, tendría que existir una puerta que da a la calle, pero en realidad no existe tal calle. Cuando el Señor penetra todos los rincones, ¿cómo podría haber un lugar particular en donde buscarlo? No; Dios no reside en ningún lugar en particular.
Una vez que se percatan de que Dios está en todo lugar, todo el tiempo, la percepción de la Divinidad ya no es la de un objeto que se refleja en distintos lugares, sino la percepción de que sólo existen el yo: el único ser inmortal, que mora en todo lugar, plenamente presente en todas las cosas. La percepción del Dios que abarca todo, del uno sin segundo es lo que se llama no-dualismo.
No son pecadores, son Dios
Como parte de su liturgia tradicional, la gente en ocasiones repite: "Señor, soy un pecador, mi alma está llena de pecado, he pecado." Pero ¿quién es ese que peca? ¿Puede una persona estar separada del Señor? ¿Puede haber una persona así? Tales afirmaciones sobre pecar y ser un pecador no son una práctica recomendable para el devoto. En su lugar deberían de pensar "En verdad, soy Dios. No soy diferente de Dios. Soy la paz misma. Soy el amor eterno. Soy la dicha pura sin fin". Mantén dichas ideas y pensamientos en tu mente y alcanzarás tu meta.
En el Gita, el Señor habla de las cualidades que un devoto debería de tener, e instruye "No sientan odio hacia ninguna criatura viviente". En efecto, si encaran la dicha y la desgracia de igual modo, no surgirá odio en absoluto. Si reconocen que el mismo principio trascendental ha encarnado en cada ser humano y en cada criatura, el odio no tendrá cabida. Si toman conciencia de que la divinidad reside en cada individuo, ¿cómo podrían sentir odio hacia nadie? Pero ¿dónde está ese "otro"? Se preguntarán a quién realmente se dirige la frase "No experimenten odio hacia nadie". ¿Se dirigirá hacia quienes han tomado conciencia del principio trascendental que existe tanto en ellos como en los demás? Ciertamente no. El mandato es para los que no han descubierto la profunda verdad de la unidad que subyace a todos los seres.
El dulce camino del servidor
Experimentan inmensa alegría cuando abrazan la identidad de servidores del Señor. Pronto los inunda la dicha de estar inmersos en su dulzura, y no desean abandonar dicho estado jamás. A veces imaginan que si algún día tuvieran que dejar de ser servidores de Dios para ingresar al estado del 'Yo Soy', no podrían continuar disfrutando de su dulzura; después de todo el azúcar no conoce su propia dulzura. Les preocupa pensar que al volverse uno con el azúcar, no podrían seguir disfrutando de lo dulce. Puesto que en tanto sus servidores pueden paladear la dulzura del Señor, tal vez prefieran permanecer en dicha etapa para degustar su dulce néctar, en lugar de hacerse uno con Él.
Por ejemplo, Hanuman, el gran devoto de Dios experimentó la suprema dicha por su determinación inquebrantable de servir a Rama. Pero, ¿cuánto tiempo puede durar dicho gozo? Durará mientras reciban la gracia del Señor y permanezcan junto a Él. Si por acaso llegaran a separarse de Él, seguramente se sentirían profundamente abrumados.
En la etapa de no-dualismo calificado, no surge la cuestión del sufrimiento, porque en ese estado de exaltación, permanecen continuamente en el Señor, y la sensación de separación o sufrimiento simplemente no tiene cabida. En la etapa de servidores aún cabe la posibilidad de que el Señor y el servidor se separen, pero en la segunda etapa -de no-dualismo calificado- su dicha ya no puede ser interrumpida, ya que la separación ya no puede tener lugar.
Control del deseo y el enojo
Si desean alcanzar la verdad ulterior de su ser y sumergirse en la dicha de su propio principio divino, necesitan adquirir total control sobre sus deseos. En el momento que surja un pensamiento, tienen que indagar su naturaleza y preguntarse ¿este pensamiento es deseable o perjudicial para mi avance espiritual? Los devotos deben de ser muy cautelosos desde el principio, para que los pensamientos lóbregos no sedimenten en su mente. Para la mayoría de las personas es imposible no pensar. Mas, si acaso surgen pensamientos negativos, lo menos que pueden hacer es no albergarlos ni acogerlos.
Transformen inmediatamente los pensamientos negativos en sacros. De igual modo, emprendan solamente buenas acciones y aprovechen cualquier oportunidad para transformar sus acciones en adoración, consagrándolas al Señor. Al transformar todo pensamiento en un pensamiento noble, y todo trabajo en adoración, verán avances en su camino espiritual. Al controlar sus pensamientos, podrán asimismo ganar control sobre su ira.
Muchos individuos sufren accesos de rabia, y se preguntan cuál será la mejor manera de controlarla una vez que los domina. Lo mejor es hacer lo siguiente: una vez que se den cuenta de que están sintiendo rabia, sólo ríanse en voz alta; o vayan al baño y dense una ducha fría. También pueden tomarse un vaso de agua fresca y relajarse en un lugar fresco. Cuando estén enojados, es muy efectivo salirse de donde se encuentran y cambiar de sitio.
Si con las medidas anteriores aún no logran controlarse, párense frente al espejo y vean su cara. Al mirarse, sentirán tanto disgusto que en el momento podrán controlar su furia.
Otra cosa que pueden hacer cuando sientan enojo es indagar qué lo motivó y si se justifica Recuerden que, si alguien va a salir lastimado con su enojo, estarán cometiendo un pecado, lo que no es bueno para ustedes. Recurrir a cualquiera de los métodos mencionados, les será muy difícil. Sólo recuerden detener la lengua antes de que, por la ira, se active y deje salir una andanada de palabras hirientes. Tómense su tiempo y piénsenlo dos veces. El enojo debilita de muchas maneras a la persona que busca superarse espiritualmente. Si se esfuerzan en controlarlo al momento, su esfuerzo fortalecerá su cuerpo y purificará su mente.
Atracción y repulsión
El Gita asevera que una persona débil jamás podrá auto realizarse. Por consiguiente, para llegar a conocer su 'yo' verdadero, es importante que logren el control de sus apegos y repulsiones, sus deseos y su enojo. Dichos pares de opuestos emergen del principio básico de atracción y repulsión inherentes al psiquismo humano, así como a los objetos fenoménicos. La atracción y la repulsión están implicadas en todo lo que constituye su mundo. Dichos impulsos son los que los mantienen atrapados en él, y mientras se sigan ocupando del mundo, la luz de la verdad no ha de brillar para ustedes. Por lo tanto, tienen que eliminar de su corazón la atracción y la repulsión por las cosas externas, para que el conocimiento del 'yo' verdadero florezca en ustedes.
Cuando el conocimiento sagrado del atora se manifieste en ustedes, tendrán paz. La fragancia de la paz se esparcirá a su alrededor, abarcando a quienes los vean y los toquen. Empero, si hay en ustedes sentimientos, pensamientos y acciones negativas, empañarán su corazón e infectarán a otros con su veneno. Buenos o malos, los pensamientos que se alojan en su pecho envolverán a quienes los rodean y pronto ellos emularán los mismos sentimientos.
A menudo es difícil distinguir entre lo bueno y lo malo. La verdadera diferencia no radica en la apariencia exterior ni en las etiquetas, sino en la pureza interior y las intenciones. Si sostienen una rosa en la mano derecha -que en Oriente es considerada la mano pura- la fragancia de la flor no sólo los envolverá a ustedes sino a quienes están alrededor. Si toman la misma rosa en su mano izquierda -que en Oriente es considerada la mano impura- la rosa seguirá esparciendo su aroma. Puede ser que hagan la distinción entre la mano izquierda y la derecha, más la fragancia no hace tal distinción. La fragancia envuelve con la misma delicia a quienes están cerca, se tome con la mano impura que con la pura.
Del mismo modo, si son creyentes o ateos, eso es algo que alude a sus creencias personales. Mas para Dios, mientras sus pensamientos sean puros y hagan cosas buenas y pronuncien buenas palabras, ustedes le serán caros, aunque sean ateos. El Señor declaró en El Gita "Quien alcance el control de sus deseos, aplaque su enojo y doblegue su atracción y repulsión por las personas y las cosas de este mundo, en verdad me es caro".
El carácter es lo importante, no las creencias
La filosofía inda clasifica a la gente en dos: los creyentes y los no creyentes. Pero ante la Divinidad, más que las creencias, lo que cuenta es la virtud del hombre. Prahlada, hijo de un rey demonio, fue uno de los mayores devotos del Señor. Su padre y maestros lo pusieron en bastantes apuros al tratar de contaminarlo con atributos demoníacos. Sin embargo, a pesar de haber nacido demonio, Prahlada siempre exhibió un carácter noble y virtuoso. A pesar de las dificultades que atravesó, pudo disfrutar la dicha de su ser inmortal y reconocer la presencia de Dios en su corazón. Prahlada significa 'el que es continuamente feliz'. Por eso, si piensan constantemente en el Señor, la dicha se expandirá en ustedes y se volverán uno con Él.
Al inicio de su travesía espiritual, tienen que hacer un esfuerzo particular para controlar sus deseos, su enojo, sus apegos y su odio. Esto hará que el principio de la Divinidad brille en ustedes. Controlar el deseo y el enojo es una práctica fundamental, y es la tarea primordial de todo devoto. Cuando lleguen a controlar el deseo, el enojo, el apego y el odio, podrán enderezar su vida y alcanzar su meta. Pero si permiten que dichos sentimientos permanezcan en ustedes, sea cual fuere la práctica espiritual que realicen, será en vano y habrán desperdiciado su vida.