Conversaciones con Sathya Sai Baba – Parte I
* Publicado en uno de las primeros números de Sanathana Sarathi, la revista oficial del ashram de Sathya Sai Baba.
P: ¡Swami! El mundo es muy cruel.
Sathya Sai Baba: Esa es su naturaleza. El propósito del mundo es causar frustración; tiene que engendrar necesidad. Cuando la necesidad es muy fuerte, el individuo busca su realización.
P: ¡Y falla!
SSB: ¡Sólo si la busca afuera! Si busca dentro de sí, puede conseguirla. Lo interno es siempre accesible y responsable. Mientras permanezca el apego por las formas externas, habrá sufrimiento. El alivio supremo viene sólo con la pérdida del ego, la neutralización de aquello que reacciona a algo como dolor y a otra cosa como placer; cuya memoria y condicionamiento lo hace reconocer la dualidad de la alegría y el sufrimiento.
P: Pero, ¿y el mundo, Swami?
SSB: El mundo es sufrimiento. No esperes otra cosa de él. El propósito del sufrimiento que trae tu existencia condicionada es atraerte hacia mí.
P: Algo que, en el mejor de los casos, puedo esperar alcanzar.
SSB: Dios no pide ni esperanza ni desesperanza. Esos sentimientos están sujetos a la relatividad. El Ser Universal está más allá de la esperanza y la desesperanza, de la certeza y la duda. No se detiene mucho tiempo en sus conclusiones. Fluye en forma constante en todas las direcciones y en ninguna de ellas.
P: ¿Cuál es entonces la dirección que debo tomar?
SSB: Toma lo que funciona hoy, solo por hoy. Lo que funcione mañana solo por mañana. Un día a la vez, cada día por sí mismo, cada momento por sí mismo, sin un pasado, sin memoria, sin conclusiones.
P: ¿Conclusiones?
SSB: Sí. Las conclusiones atan, oprimen la mente. El recién nacido no está confinado a las conclusiones. Todas las conclusiones esclavizan. La mayoría de las personas son presa de sus propias conclusiones.
P: ¿Eso significa que tengo que abandonar mi práctica de concentración?
SSB: El tuyo es un problema de fijeza. Intentaste fijar tu pensamiento y atención en una palabra y luego en una forma, pero descubriste que nada perdura, que todo debe cambiar. Pero yo te digo: la conciencia puede permanecer, incluso cuando la forma se desvanece, incluso cuando el mundo desaparece.
P: Me resulta difícil mantener mi atención en una forma o palabra.
SSB: Porque cuando intentas meditar, el intento mismo trae a escena el conflicto “éxito/fracaso”. Te dices a ti mismo "es bueno meditar sobre esto y no sobre lo otro, o meditar sobre aquello es ridículo o está mal". Practica dejar de lado las predilecciones, abandona todo propósito, toda intención. Sé tú mismo. No elijas una forma específica, ya que toda forma es Suya. No elijas ninguna palabra o sonido en especial, todos son Suyos.
P: Muchas veces me debato entre creencias contradictorias.
SSB: Las contradicciones son inevitables. Es la naturaleza propia de este mundo y de la mente. Pero puedes elegir entre ser sacudido incesantemente por las aparentes contradicciones, o permanecer en la calma del centro del huracán. Este es el problema de todos los problemas, el problema del ser central o periférico.
P: ¿La circunferencia o el centro, el aro o el eje de la rueda?
SSB: Sí. El eje es calmo, estable, imperturbable. Pero la mente es arrastrada por los rayos de la rueda, los deseos objetivos, para girar sobre el barro y las piedras, la arena y las espinas. No cree que puede obtener felicidad del centro en lugar de la circunferencia, sin antes experimentar una dura travesía en terreno escabroso.
P: Básicamente, ¿significa la conquista de la mente?
SSB: Aprende a dejar que todos los conflictos creados por la mente se resuelvan por sí mismos y se anulen entre sí. Sé testigo del holocausto. La solución suprema al conflicto no es una cuestión de decisión ni de elección, sino de ser pasivo. Atrévete a permanecer en lo indefinido. Toma los incesantes titubeos de la mente como un leela (juego) divino, el deporte de Dios, como la función natural de ese manojo de deseos llamado mente. No le creas a la mente, no te sumes a sus aseveraciones y apetitos. Observa a la mente desde la distancia, no te involucres en sus idas y vueltas. Entonces todo se tornará insignificante. Cuando todo se disuelve en la intrascendencia, estás en el eje, en la ecuanimidad.
P: Swami, tú eres el eje, los rayos y el aro de la rueda.
SSB: ¡No te preocupes por quién soy yo! Ocúpate de quién eres tú y de cómo estar consciente de esa verdad en todo momento. No seas un prisionero voluntario de las incesantes estratagemas de la mente. Abstente de todo aquello que te atraiga hacia su red. Yo te guiaré, si confías en mí. Las alternativas del mundo no te traerán felicidad dado que la mente, que se deleita con las alternativas, es sólo un fuego fatuo revoloteando delante de tus ojos. Yo no te juzgo por algo que, en realidad, no es tuyo. Tu imperfección no es un obstáculo para mí.
Conversaciones con Sathya Sai Baba – Parte II
Presentamos la segunda parte* de un diálogo extraordinario que tuvo lugar hace muchos años. En él, Sathya Sai Baba se refiere a temas inéditos tales como los inconvenientes de sacar conclusiones, la singularidad de cada camino espiritual, el mejor método para deshacerse de los malos hábitos y la importancia de permanecer sin preferencias, sin propósitos y sin intenciones.
* Pimera parte en la edición de agosto.
Pregunta: Confieso que no siempre he observado las reglas de conducta de la Organización Sathya Sai.
Sathya Sai Baba: Tu mente siempre pide reglas. Pero cuando las tienes, no puedes seguirlas. Las reglas engendran rigidez, fuerzan. No nacen del amor, ni lo difunden. Siempre hay una manera de hacer las cosas sin la tensión que conlleva una regla. ¡Observa cuán inalterado estoy frente a tu desasosiego! Yo vivo de esta manera para poder enseñarte una lección.
P: Estoy inquieto Swami, porque ansío paz y no la obtengo.
SSB: Lo malo es tu reacción ante el desasosiego, y no el desasosiego en sí. El desasosiego representa sólo el ir y venir de la ola en el océano que eres. Nada importa, siempre que las profundidades estén calmas. El éxito no es importante, el fracaso no cuenta. El río de la eternidad fluye siempre hacia el océano de la Voluntad Suprema.
P: ¿Cuánto tiempo debo estar separado de esa Voluntad Suprema?
SSB: Eres una fracción de esa Voluntad Suprema. Es por eso que te aqueja la sed de búsqueda y fusión con ella, y alcanzar así la realización y la bienaventuranza. Incontables generaciones, incluyendo la tuya, han intentado recurrir al mundo en busca de alivio y sustento a fin de aplacar ese anhelo, pero esa sed los sigue abrumando.
P: ¿Cuál es entonces la reacción apropiada ante las atracciones del mundo?
SSB: Aprende a soltar. No te aferres. Quédate quieto. Arráigate en la mente “sin hogar”, la falta de hogar físico no concederá la victoria. Hay muchos aspirantes espirituales aun atrapados en las redes de la avaricia, la envidia, el orgullo y la búsqueda de poder. No han escapado de sus “hogares”. Han construido prisiones alrededor de ellos. Con la mente “sin hogar” me refiero a la mente que no reside en ningún lugar.
P: ¿Y que vaga por todas partes?
SSB: No excluyas nada. Sé el testigo de todo. Lo excluido no puede perdurar. Dios es todo. Tu desasosiego proviene de la exclusión, la presión ejercida por lo excluido hacia el área de la cual fue excluido. Todo es Dios, ¿cómo podrías echar a Dios de Su Reino? Tu mente concluye que la causa del desasosiego es lo que sea que la tenga preocupada en el momento. La causa real no es esa. Limitas a Dios con tus conjeturas, de ahí el desasosiego. Porque tú también eres divino, y tu realidad protesta contra esa limitación.
P: ¡Swami! A veces me siento tan triste de ser tan raro, con hábitos tan distintos a los de los demás que vienen a ti buscando ayuda.
SSB: Si tu camino es totalmente diferente de los que te rodean, entiende que es mi voluntad. Toda manera es mi manera y las maneras aparentemente indirectas pueden ser las más directas para algunos aspirantes espirituales. Para mí no hay casos imposibles ni incorregibles. Practica dejar de lado las predilecciones como se dijo antes. El permanecer sin preferencias representa satisfacción constante.
Otro pregunta: Swami, soy adicto al té y me hace mal. ¿Cómo puedo dejar este hábito?
SSB: ¡No se les niega el Cielo a los que toman té! Una persona rajásica se vuelve hiperactiva con el té, pero es un bienvenido estimulante para un enfermo. Pero no adores al té como si fuera la única realidad. Ahora, respecto de esos hábitos que te tienen agarrado, hay dos métodos para eliminarlos. El primero es la privación, la negación. Este método solo puede traer éxito temporal. Cuando nuestra determinación baja en intensidad, el hábito se reafirma y se vuelve difícil de resistir. El segundo método es concentrarse en algo que sea mucho más agradable, y así el hábito desaparece solo. Recuerda, lo transitorio no es importante. Lo importante es eterno. Mis prescripciones son diversas, cambian de persona a persona, de etapa en etapa, incluso para una misma persona. Todas las prescripciones funcionan. Deja que la gente se acerque a mí a través de los cantos devocionales, la repetición del nombre de Dios, la meditación, los mantras, el tantra, o el servicio desinteresado, según yo lo disponga. Todos vendrán a mí, todos deben venir a mí. Sin excepciones.
P: Confiamos en tu gracia Swami, anhelamos tu gracia. Haznos concientes de ella.
SSB: Nunca te pedí que hicieras mérito para alcanzarme. Sólo quiero que me necesites. El tuyo no es un camino de mérito. Entrégame los deseos recurrentes de tu mente, cada vez que surjan. ¡No pueden sorprenderme porque son mi creación! Entrégame tu confusión, tus miedos, tus deseos, tus preocupaciones, tu incapacidad de amar el mundo, tu indecisión a la hora de hacer servicio, tus celos, todas las imperfecciones que atentan contra tu disciplina espiritual.
P: ¿Cómo podemos hacer servicio si no sentimos la necesidad de hacerlo? ¿Qué pasa si no tenemos ese deseo?
SSB: Hay muchas maneras de ayudar al mundo. Puedes hacer servicio, si no es de forma activa, al menos por medio de tu serenidad. No todo el mundo tiene que hacer todo. Tu herencia occidental venera el trabajo activo. Pero si tu ser tiende hacia la serenidad y la soledad, tómalo como lo mejor. No te sientas mal por eso. Sólo una pequeña minoría puede disfrutar de la serenidad y permanecer en calma. Dios así lo quiso, de otro modo, ¿cómo podría funcionar el mundo? Si la quietud es tu destino, anímate a serlo. Si eres un ermitaño, sé un ermitaño, pero un ermitaño conmigo. Puede que no seas un santo, pero puedes no ser nada de forma pacífica. Deja que cada uno sea como es, recordando siempre su origen y su realidad. Nadie es como es si no fuera por mí.
P: Todavía tengo mucho que aprender.
SSB: Quieres aprender de mí. Bueno, si estás preocupado por las necesidades del cuerpo, por los preparativos para su viaje, su alojamiento y la comida que requiere, el tiempo volará. El alumno que aprende mejor y más rápido es aquel que no ocupa su tiempo yendo constantemente de una clase a la otra. Aprenderás todo lo que vale la pena saber en mi clase. Yo te expondré a todos los estados del ser para que puedas aprender a apoyarte en mí en todos ellos. No hay obstáculos insuperables para mí. No hay prerrequisitos para mí. Yo soy incondicional.
P: Pero estás ausente tan seguido y pasas tanto tiempo lejos en tu casa.
SSB: Siempre, en todo momento, en cualquier lugar, yo estoy donde me necesitas. Todas las cosas del mundo externo están sujetas a la limitación espacio-temporal, a las leyes materiales de la Naturaleza ¡Mi forma externa no es una excepción! Para que puedas percibir mi forma física, debe entrar dentro del rango de tu visión, entonces debes ubicarte de manera tal de poder verla. E incluso en ese caso, puede no mirarte. ¡Pero, yo soy Omnipresente! Las limitaciones del cuerpo y de los sentidos externos no son aplicables a la visión interna. Allí, puedes verme en cualquier momento y en cualquier lugar y recibir darshan. La visión externa es intencionalmente insuficiente, instantánea, transitoria y casual para que anheles y puedas alcanzar el darshan interno. Si de vez en cuando te he separado de mi imagen física, fue solo para atraerte hacia mí y establecer mi presencia dentro de ti. Solo eso te recargará y renovará, yo lo sé. Ninguna de mis ausencias fue un rechazo o reprimenda. En lo que a ti concierne, yo planeé cada una de ellas. Y, siempre, deseé que volvieras a mí.