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sábado, 30 de julio de 2022

LOS PRÓXIMOS 10 AÑOS SERÁN GLORIOSOS

 
"Los próximos diez años van a ser años gloriosos. Algo que nunca ha sucedido en la historia de la humanidad. Y no se logrará mediante un gran descenso desde la cima. Se alcanzará a través de personas que ascenderán y se darán cuenta de todo esto".

- Celebraciones del 43° Cumpleaños de Sadguru Sri Madhusudan Sai (26 de julio de 2022) en Sathya Sai Grama, Muddenahalli





 


Todo lo que quiere Dios

Sadguru Sri Madhusudan Sai
Mensaje de cumpleaños, 26 de julio de 2022

Había dos pájaros que vivían en el mismo árbol: el pájaro de abajo y el pájaro de arriba. El pájaro de abajo comía las frutas dulces y amargas que había en el árbol. Cuando comía una fruta dulce se sentía feliz y cuando comía una amarga se sentía triste. Esto siguió así durante años. Exactamente durante 32 años. Entonces el pájaro de abajo miró y vio otro pájaro más arriba. Estaba allí sentado mirando todo, como un testigo. No quería comer ni quería no comer. Simplemente estaba allí. Después de un largo y profundo pensar, el pájaro de abajo, que siempre admiró al de arriba, se dijo: "¿Puedo yo también ser así? Él es inafectado por lo que pasa alrededor. No está interesado en las frutas amargas y dulces del árbol. Solo está interesado en la dicha que experimenta como testigo".

Lenta y seguramente, inspirado por la ecuanimidad, la dicha y la paz del pájaro de arriba, el pájaro de abajo se esforzó por saltar de a una rama por vez, buscando percibir cómo era el pájaro de arriba. En el proceso, tuvo que dejar de comer las frutas amargas y dulces, porque la meta de alcanzar al pájaro de arriba era más importante. Subió saltando de rama en rama, y finalmente llegó a la rama más alta, donde estaba sentado el pájaro de arriba, al cabo de 11 años. Y se dio cuenta de que no había otro pájaro. No había un pájaro de arriba y un pájaro de abajo. Era el mismo pájaro, que, mientras pensaba que solo estaba destinado a experimentar las alegrías y penas de la vida, luchando cada día por sentirse feliz, era llamado "el pájaro de abajo". Pero en el momento en que se retiró de esta lucha cotidiana por disfrutar de las cosas y experimentar cosas, y fue más bien un testigo, se dio cuenta de que era el mismo pájaro de la rama más alta.

Esta no es la historia de una persona. Esta es la historia de cada uno de nosotros. Algunos pueden haber subido algunas ramas más temprano, puede que otros estén aún en las ramas más bajas. Pero todos estamos posados sobre el mismo árbol, esforzándonos por comprender qué es el pájaro de arriba, cómo es ser como él. La lucha por abandonar la idea de que somos seres inferiores es la lucha del aspirante espiritual. A veces se encuentran en el mundo lindas frutas dulces, y quedamos enredados en la idea de difrutar más. Sin embargo, de vez en cuando, el árbol de la vida nos da frutas amargas. Ese es el momento en que miramos hacia arriba y decimos: "¿No puedo ser como el pájaro de arriba?". Nuestras penas, nuestros reveses, nuestras luchas en la vida, son mensajes del pájaro de arriba, indicando que es hora de mirar hacia arriba, ya no seguir viviendo la vida inferior.

En este mundo necesitamos ejemplos. Ejemplos que podamos ver y podamos seguir. Ejemplos que nos infundan confianza en que si alguien puede lograrlo, nosotros también podremos, tarde o temprano. Y esa es la historia de todos los Maestros que descendieron para el ascenso de los buscadores. En el mes de julio del año 2011 fue cuando comenzó la historia, aquí en Muddenahalli. El escenario era Anandam; la ambientación era este hermoso entorno natural, y el tema era que "un descenso quería un ascenso". Pero aún había que sentar un ejemplo, un ejemplo con el cual la gente pudiera relacionarse, pudiera sentir "este es como nosotros". Que la gente se sitiera inspirada viendo "si esta persona puede hacerlo, nosotros también podemos hacerlo". Todo el proceso fue simplemente que ese pájaro de abajo diera un ejemplo, para que muchos otros pájaros de abajo se propusieran también llegar a ser el pájaro de arriba.

Esta es la esencia de toda la historia. Todo lo demás son solo detalles, a veces incluso detalles indeseables. Pero la esencia de la historia es esta. El tiempo para que el ser humano tome consciencia de Dios en su interior, es el tiempo de ahora. Mientras seguimos ansiando las frutas dulces o amargas, no podemos ascender. Una vez que ascendemos, ya no importa si las frutas son dulces o amargas. Para el pájaro de arriba son lo mismo.

Esta es la historia de cada uno de nosotros, y no hay ninguna razón en especial para celebrar un día como este. Es solo un día más en el calendario. ¡Tantas fechas llegan y tantas se van! Pero la idea de reunirnos es para recordarnos a nosotros mismos el propósito por el cual nacemos. Todo lo demás es secundario, todo lo demás es innecesario. Incluso indeseable. Lo único necesario es que todos nos elevemos rama tras rama, día tras día, para llegar a darnos cuenta de que somos ese pájaro. Que, por empezar, no hay dos pájaros: somos el pájaro de arriba y también el de abajo, con la condición de que hagamos un esfuerzo para percatarnos de la verdad.

¿Cuál es el rol aquí? El rol es ayudar a todos a que suban, de rama en rama, para darse cuenta de quiénes realmente son. Ese es todo el rol. Los proyectos de servicio, todas las diversas iniciativas en tantos países, son solo escaleras, solo medios que nos ayudan a escalar la siguiente rama, para que podamos seguir ascendiendo más y más alto. Y todos aquellos que participan y se hacen partes de esta maravillosa iniciativa de servicio, estoy seguro de que han escalado una rama o dos, o aun más, en los últimos once años. Ustedes lo saben mejor, porque solo ustedes saben en qué rama están posados ahora.

Pero Yo he visto la transformación en las personas. He visto a jóvenes y a viejos, a los devotos nuevos y a los viejos. ¡Tantas personas, tantos niños...! La clase de transformación que ha ocurrido en los últimos once años es realmente, realmente divina. Niños pequeños hablando de la Divinidad, y de tomar consciencia de sí mismos. Esto no había ocurrido antes, no había ocurrido en noventa y seis años. Esto es lo que está ocurriendo ahora. Porque esta es la última razón, la última fase de la grande, la grandiosa misión de Sai para elevar a los humanos y ayudarlos a tomar consciencia de su divinidad.

El camino no será fácil. No pidan caminos fáciles, porque todos los caminos fáciles solo llevan a las ramas bajas, no a las de arriba. Las de arriba son el camino de la lucha, el camino del sacrificio, el camino del amor y del servicio. Hace once años se me dijo: "Sé desinteresado", "sé intrépido", y "no tengas vergüenza", es decir, sé osado cuando tengas que hacer algo bueno. Si hacen el mal, hay tantos haciendo el mal a nuestro alrededor, que ustedes serán uno de ellos y no se destacarán, no tendrán por qué preocuparse. En cambio, si se disponen a hacer algo singular, diferente, que nadie hace, entonces se los va a señalar, y la gente va a tener preguntas de todo tipo.

Es entonces cuando tienen que ser intrépidos, sin temor a todos los comentarios, a todas las preguntas y dudas, incluso las obstrucciones e impedimentos. Tienen que ser intrépidos. Y tienen que ser desinteresados, porque no pueden hacer esto en beneficio propio. Su propia elevación es también para el bien de los demás. Ni siquiera es para su propia felicidad. Es para la felicidad de todos. Por lo tanto, sean desinteresados. No pidan nada a cambio, ni siquiera reconocimiento o una palabra de agradecimiento. Pero sigan haciendo lo que tienen que hacer. Finalmente, pase lo que pase, piensen lo que piensen, aun siendo unos pocos, no tengan vergúenza, no se sientan tímidos, no vacilen.

Estos son los valores cardinales que me fueron enseñados por mi Maestro. Y hoy no miro a Bhagawan Sri Sathya Sai Baba como una encarnación divina... Él lo es, definitivamente, sin duda. O como a un hombre milagroso, como muchos dicen, un hombre que ha proporcionado tantos proyectos gratuitos de servicio para la humanidad. Sí, Él es todo eso. Pero, por encima de todo, es un Gurú. Un Gurú que nos enseña a tomar consciencia de nosotros mismos. Y el camino que ha enseñado es el del servicio desinteresado. Los últimos 11 años se pueden dividir en tres porciones. Hablo en reemplazo de Sri B. N. Narasimha Murthy ji, quien también está hoy padeciendo el clima, pero estoy seguro de que pronto se nos sumará, sano y salvo. Si estuviera aquí, seguramente nos habría dado un relato histórico, pero por hoy, Yo haré su trabajo, para variar.

Los últimos once años pueden dividirse, en líneas generales, en tres fases. Hablé de esto anteriormente. En rasgos generales, se puede pensar que duran tres años y medio. La primera fase fue la de sankarshana: atraer a las personas a esta misión. Lo que exigió de nosotros fue ir de casa en casa, de puerta en puerta, conocer personas, contarles lo que estaba sucediendo y contarles algo que los hiciera creer y los convenciera, y los trajera aquí, a esta tierra sagrada. Este trabajo se fue desarrollando durante los primeros dos y medio o tres años, entre 2011 y 2014 o 2015, podríamos decir.

Después vino una reacción en cadena y una aceleración de la misión, y comenzó Sandarshana. Hasta entonces, todo había sido detrás de la escena, nadie sabía exactamente lo que estaba sucediendo. Pero comenzó la segunda fase, y la gente supo. Todos vinieron, se construyó el Premamrutham, se construyeron muchos ashrams, comenzaron a surgir proyectos a un ritmo galopante. Todos venían, todos comprendían lo que estaba ocurriendo. Esa fue la fase de Sandarshana; comenzó a haber muchas conversaciones, muchas reuniones y muchos debates, y las personas comenzaron a encontrarse cara a cara. Hasta entonces, no había sido así.

Después, durantes los tres o tres y medio años finales, aproximadamente desde 2017 o 2018 en adelante, fue la fase de Sankramana. Generalmente, se considera a Sankramana una fase de transición, pero Yo la llamo fase de ascensión, porque la transición también puede ocurrir hacia los lados. En cambio, la ascensión sucede hacia arriba, es la fase en la que se comienza a crecer hacia arriba, y ustedes pueden ver claramente cómo esta misión hizo entonces un cambio de velocidades: muchas charlas acerca de Brahman, mucho hablar acerca de tomar consciencia de uno mismo. El servicio ya no era lo único que se comentaba, sino mucho más que eso. Cada niño, cada mujer y cada hombre, todos en la misión sabían que, en esa fase, eso era lo que tenían que lograr.

Fue entonces cuando comenzó la ascensión, interior y exteriormente. Hoy culmina esta fase de once años, y la ascención ha sido completa. Por eso, este es un julio significativo, porque comenzó en julio de 2011, y hoy estamos de nuevo en julio. Así se desarrolló esta historia maravillosa, muy intrigante, muy intimidante, pero de todos modos interesante.

Estoy seguro de que hablo en nombre de Narasimha Murthyji, Sri Srinivasji e Isaac Tigrett. Ninguno de ellos está hoy aquí, por diversas razones, pero ellos fueron los tres sabios que llegaron siguiendo la estrella, y encontraron el propósito de sus vidas. Se ofrecieron para esta causa, esta misión, y hoy todos ellos se destacan como ejemplos de entrega y servicio.

Sin embargo, la verdadera misión es la ascensión de los seres humanos. Y la manera, el camino, es a través del amor desinteresado y el servicio desinteresado. Narasimha Murthyji dijo que ahora debíamos celebrar esta ocasión. Por naturaleza, tengo mucha timidez ante las apariciones públicas, y muchas veces tuve que soportar un mal trago para mantener el ritmo de mi Maestro y seguir haciendo lo que se me solicitaba. Si hubiera sido por Mí, me habría escondido en algún rincón de la sala, disfrutando del espectáculo.

¿Quién sabía que Yo iba a ser el centro de la atención? Yo no lo sabía. Pero lentamente, continuamente, por devoción y compromiso con el Maestro,  todo lo que me era enviado tenía que hacerse, no había duda alguna. Eso fue lo que ocurrió, y así es como llegamos tan lejos. Todos nosotros hemos llegado así de lejos. No es solo mi viaje, es el viaje de todos; todos hemos subido una o dos ramas en el árbol. Esta es la historia, la divina historia.

Y sé que los tiempos por venir serán un capítulo glorioso para la misión. Esta década, a partir de hoy, va a ser una de las más asombrosas y maravillosas décadas de la historia humana. Y este lugar, Muddenahalli, que nadie conoce, que está, por así decirlo, en lo más remoto de lo remoto, se convertirá en el epicentro de una gran revolución, una revolución espiritual en todo el mundo.

Y eso será solo el comienzo. Hace diez años, si Yo hubiera dicho que habríamos construido siete hospitales de superespecialidades, y muchas…
ni siquiera las he contado, Bhuvana lleva mejor la cuenta de las cosas…
Unas treinta o cuarenta instituciones, una universidad, todo ello funcionando gratuitamente, nutrición para cientos de miles de niños. Díganme, si en julio de 2011 Yo hubiera venido a decirles "esto es lo que vamos a hacer en los próximos diez años", ¿quién lo habría creído? Pero todo eso ha ocurrido. Hoy, confiando en que creerán porque han visto, puedo decir que los próximos diez años van a ser años gloriosos, algo que nunca ha sucedido en la historia de la humanidad. Y no será logrado por algún gran descenso desde arriba; se logrará por intermedio de personas que ascenderán y harán realidad todo esto. Prepárense para este maravilloso tiempo que se avecina.

Esto se llama cumpleaños, aunque es solo una ocasión de recordarnos a nosotros mismos, incluso de comprender, lo que está pasando. En este día, por lo general el que cumple años puede pedir un regalo, ¿verdad? Se puede pedir, ya que los cumpleaños se celebran generalmente para eso. Los niños están siempre emocionados con sus cumpleaños porque saben que en ese día nadie los reprende, hagan lo que hagan, nadie les dice nada, pueden hacer lo que les plazca. Y además de todo eso, reciben regalos. Estoy seguro de que nadie puede reprenderme. Nadie puede decir nada acerca de Mí. Y, lo que es más importante, puedo pedir regalos. Por eso, acá estoy; todo esto es para pedirles algo a todos ustedes. ¿Están dispuestos a dármelo? (De la gente en la sala, un fuerte "¡sí, Swami!")

Les pido lo que mi Maestro me pidió a Mí. Quiero su desinterés, quiero su intrepidez y quiero su… (de los estudiantes en la sala, un fuerte "desvergüenza".) Un poquito de desvergüenza, no se preocupen por lo que piensen los demás, cuando hacen algo bueno. Estos son los tres regalos que espero de cada uno de ustedes. No solo de los que están en esta sala. Aquellos que están viendo esto en vivo o que van a verlo dentro de unas horas por la diferencia horaria, también para ellos es mi pedido. Si piensan, si sienten que me aman, que son mis seguidores, que quieren seguir este mensaje y esta misión, este es el regalo que deben darme. Deben llegar a ser más desinteresados, de hecho, completamente desinteresados, completamente intrépidos y no tener vergüenza de decir, pensar o hacer el bien en el mundo de hoy. No importa qué les digan ni quién se lo diga.

He dicho que al final, si no nos queda nada, nos quedará este amor. Y en este amor sobreviviremos, no solo sobreviviremos, sino que prosperaremos. Al final, este amor es lo único que se necesita. Les pido este único regalo, que es uno, no tres, en realidad es uno solo: conviértanse en Mí. ¿Cómo soy Yo? Soy desinteresado, soy intrépido y también un poquito desvergonzado. Esto es lo que aprendí, y tengo que decirlo para enseñárselo a ustedes. Y estoy seguro de que, a través de su vida, ustedes se lo enseñarán a muchas personas más.

Yo soy un gurú poco convencional. No espero de ustedes que aprendan los Vedas y los Upanishads, que aprendan de memoria todas las Escrituras. Puede que lo hagan, puede que no, depende de ustedes. No espero de ustedes que hagan peregrinaciones y que me hagan padapuja, o que instalen una foto y le pongan guirnaldas, ni siquiera aprecio esto. Puede que lo hagan o no, no me importa. Lo que realmente me importa es que sigan el mensaje, pase lo que pase; y el mensaje es el del desinterés, es el de la intrepidez, es el de servir a la sociedad, de hacer lo que está bien.

Sean valientes. La espiritualidad no es para los débiles de espíritu. Nayamatma balahine nalabyaha, dice el Kathopanishad: esto no lo logran los débiles de espíritu, las personas temerosas. Lo logran los valientes. Hoy, mientras celebramos el final de una fase, es el comienzo de otra. Como he dicho, la próxima década a partir de ahora va a ser gloriosa. Pero si va a ser gloriosa o no para ustedes, es algo que depende de ustedes. Será gloriosa para el mundo, eso es seguro, pero si será o no gloriosa personalmente para ustedes, es algo que depende de cuánto entreguen de ustedes mismos, en la búsqueda de esa perfección. Cada uno de ustedes la disfrutará solo en la medida de su propio compromiso, su participación y su esfuerzo. Pero les diré que la vista desde la rama más alta es maravillosa. Es muy serena, es tranquila, es calmante, es satisfactoria, y después de esto no quedan más deseos de seguir comiendo frutos dulces y amargos.

Pueden ser ustedes mismos, inafectados por lo que los rodea; y esa paz, esa calma y esa dicha es algo que todos deben experimentar. Por eso, mi lucha por enseñarles a todos ustedes, por convencerlos de que deben experimentar esto que Yo estoy experimentando aquí en la rama más alta. Que puedan ustedes esforzarse día tras día, que puedan luchar si fuera necesario, pero que nunca se rindan, nunca desciendan a otra rama, que procuren siempre elevarse.

Estoy seguro de que llegará el día en que todo este lugar esté lleno de Atmajnanis y Brahmajnanis, y que caminen por las rutas de India y del mundo; cuando toda persona, joven o anciana, sepa qué es eso de Sí Misma, y por lo tanto, todas estén libres de penurias y tristeza. Cada una estará completamente, perfectamente feliz y satisfecha.

Ese es el mundo que me he dispuesto a construir. Y necesito que cada uno de ustedes sea una parte de esta gran misión, esta grandiosa misión que se está desplegando. Somos muy afortunados; podrían haber sido cualesquiera entre las casi ocho mil millones de personas en el mundo, pero somos solo unos pocos cientos de miles. Y eso es todo lo que Dios quiere. No necesitamos a todo el mundo para cambiar a todo el mundo. Solo necesitamos a unas pocas personas que estén comprometidas, que sean desinteresadas e intrépidas, que puedan ser agentes del cambio, que puedan ser agentes de la transformación. A través de sus vidas dirán al resto del mundo cómo ellos también pueden llegar a ser mejores. Y ese es el más importante servicio que podemos hacer.

Hay un ejemplo para que ustedes lo sigan. En ese proceso, ustedes conviértanse en ejemplos, para que muchos más puedan seguirlos. Como he dicho, puedo pedir, ¿verdad? Esto es lo que les pido a ustedes. Que vengan hasta haber llegado, que no se retiren a mitad de camino. Completen el viaje. Asciendan al árbol. Conviértanse en ese pájaro, ese pájaro que todos somos, y perciban esa bienaventuranza, esa paz, esa alegría que solo les llega cuando toman consciencia de su propia divinidad.

Los bendigo por todo el sincero esfuerzo que estoy seguro van a hacer en este camino, y el que ya están haciendo, para que todos tomen consciencia de Sí Mismos, que todos se conviertan en ese Uno Mismo. Y en esa toma de consciencia, que todos lleguemos a ser Uno. Esta es mi única aspiración en la vida. Esta es mi única plegaria. Este es mi único deseo, si es que tengo uno, y estoy seguro de que este deseo será cumplido para cada uno de ustedes, recordando una vez más la gran contribución efectuada y la fe demostrada por cada uno de ustedes.

Se dice: "bienaventurados los que creen sin haber visto". Hoy el mundo cree en todas estas cosas, porque pueden ver que estas cosas están ocurriendo. Pero ustedes son los que llegaron temprano, como pájaros madrugadores en el árbol, y creyeron, e hicieron todo lo que su mente les dictó, para que las cosas llegaran hasta aquí. Estoy seguro de que con el ejemplo y la inspiración de ustedes, miles y miles, millones de personas más serán inspiradas. Considérense bendecidos. Me siento muy feliz de tenerlos a todos ustedes, y a aquellos que están viendo este programa, como parte de esta maravillosa familia Sai, que se expande cada día más.

Que abracemos a todos en este amoroso abrazo de divinidad. Que todos ustedes tomen consciencia de la Divinidad, y sean siempre felices. Con estas palabras de bendicion, concluyo.


— Sri Madhusudan Sai

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