Supongamos que ustedes esperan un tren, un transporte público, que debería llegar a las cinco. Se atrasa varias horas, y no aparece hasta las 8 ó 9 de la noche. ¿Cómo se sentirían entonces? En primer lugar comienzan a quejarse de que no hay disciplina en los horarios de trenes y buses, y que no llegan a tiempo. Luego comienzan a insultar al conductor, al departamento y al gobierno, y hablan de esto durante un par de días. Si se quejan tanto por un tren o un bus atrasados, carentes de vida, ¿esperan acaso que el mundo no les insulte a ustedes, individuos conscientes, cuando no adhieren a su propia disciplina, código de conducta o deber? Todos ustedes deben entender el valor de la disciplina, adherir a ella sistemáticamente, y pasar con éxito la prueba de la disciplina. |
- Divine Discourse, 'My Dear Students', Vol 3, Ch 4, Jun 21, 1989. |