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miércoles, 17 de marzo de 2010

ASISTENCIA SAI A HAITI

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Asistencia Sai a Haití

El 12 de enero a las a las 16.53 un terremoto asoló Haití y causó la muerte de unas 230.000 personas, decenas de miles de heridos, más de un millón de desplazados

y daños materiales incalculables.
Las duras imágenes recorrieron el planeta y el dolor se compartió en todos los hogares del mundo.

Ante esta catástrofe, la Organización Sri Sathya Sai

rápidamente se puso en movimiento para ser un instrumento del amor en

acción a través del servicio al prójimo.
Se generaron

múltiples planes de ayuda a Haití tomando como base la Organización Sai

de República Dominicana, donde se organizó la acción de los devotos y

del grupo Sai Medicare, integrado por profesionales de la salud de

diversos países de América. La región también colaboró enviando

donaciones de dinero, alimentos, ropa, medicinas y agua. Un ejemplo

destacable provino de Venezuela, que envió 130 kilos de suministros

médicos: suero, jeringas, vendas, catéteres y un equipo de

esterilización.


Los primeros pasos



A partir del 17 de enero, grupos de devotos Sai de distintos países viajaron periódicamente a Puerto Príncipe, la capital haitiana, llevando alimentos, tanques de gas,

agua, medicinas, mantas, equipos médicos y vacunas. Estos viajes se

hicieron diarios desde el 29 de enero.

La

Organización Sai inmediatamente comenzó la preparación y reparto de

alimentos y desayunos en las calles donde están los damnificados. La

casa de un devoto de Puerto Príncipe se convirtió en el centro de

operaciones y hospedaje de voluntarios. Cuenta con dos generadores y

baterías que permiten tener energía eléctrica propia durante algunas

horas al día. En la planta baja funciona el depósito de alimentos y en

otro sector la base de recepción de insumos médicos. Para proteger la

integridad física y emocional de los voluntarios, el tiempo de estadía

recomendado es de 10 días.

La acción planificada no tardó en rendir frutos: en los 20 días

posteriores al terremoto se repartieron más de 3200 raciones de

alimentos crudos junto con agua para cubrir las necesidades de 2 a 5

días por familia. Actualmente las raciones de comida preparada superan

las 1000 por día. La prioridad es proveer periódicamente bolsas de

alimentos no cocidos a poblaciones o vecindarios acotados y con

anotación previa para evitar los desbordes durante la distribución.






Asistencia Médica

El 100% de los haitianos, independientemente de la edad y sexo, sufre un alto grado de estrés que se expresa de distintos modos, pero en

todos los casos provoca un descenso de la barrera inmunológica. Además,

la catástrofe causó un incremento de las fuentes de infección, de modo

que los cuadros infecciosos son la condición prevalente de la población

haitiana.

Para ayudar a los miles de damnificados sin recursos, Sai Medicare

reunió profesionales de la salud locales y de República Dominicana,

Venezuela, Estados Unidos, Canadá, México, El Salvador y Argentina, que

viajan periódicamente para prestar su servicio gratuito.

Se

establecieron dos sistemas de asistencia médica: Campamentos

Permanentes y Campamentos de Un Día. Cuentan con farmacia,

consultorios, salas de curaciones y cirugía menor. Cuando hay

profesionales voluntarios disponibles funciona un consultorio

odontológico.

Los Campamentos Médicos Permanentes funcionan en las instalaciones de

dos Iglesias Católicas (la capilla de los padres franciscanos Saint

Alexandre y en los campamentos de refugiados situados en los locales de

las monjas católicas de El Señor de la Santa Cruz). Los servicios

comienzan a las 9.30 de la mañana y concluyen alrededor de las 17. Es

imposible continuar más allá de este horario por la falta de luz, las

condiciones de tránsito y el toque de queda.

“Entre las infecciones dermatológicas hay muchos pacientes con sarna,

pediculosis, dermatitis fúngicas y dermatitis erosivas por el polvo

ambiental”, afirmó uno de los voluntarios de la salud. “También

atendimos muchísimos casos de conjuntivitis con o sin supuración.”

Pero los médicos no sólo tratan con daños físicos: “Miedo, angustia,

depresión, ataques de pánico, insomnio y claustrofobia son síntomas

masivos en catástrofes, y el terremoto de Haití no es una excepción”,

explicó un profesional de Sai Medicare. “El impacto emocional en toda

la población es altísimo, sin contar el de los numerosos niños que

quedaron huérfanos por el terremoto.”







Cifras milagrosas

En total, la cifra de pacientes atendidos por el equipo de Sai Medicare al 5 de febrero llega a los 3500, con un promedio de 380 por día, lo que equivale a 80 consultas diarias por médico. Se realizaron

múltiples curaciones a pacientes con lesiones traumáticas, heridas

infectadas, traumatismo o heridas quirúrgicas que necesitan limpieza

periódica. Además, algunos profesionales llevaron a cabo cirugías en

centros hospitalarios como cirujanos principales, o bien ayudando a

otros cirujanos.

A pesar de los contratiempos, los médicos Sai asisten a miles de

pacientes con enfermedades graves e infecciosas, corriendo riesgos de

contagio pero manteniendo alto su espíritu al brindar amor y ayuda en

el más silencioso anonimato.







Un equipo muy especial

Un grupo de once devotos dominicanos llegó el miércoles 17 de febrero a Puerto Príncipe y enseguida se puso a trabajar en la instalación de una

cocina industrial-artesanal en la “Casa Sai”. Ese mismo día lograron

realizar estas tareas:
* Instalaron 5 cocinas industriales-artesanales con capacidad para 800 raciones.
* Construyeron 2 grandes mesas de trabajo.
* Colocaron un techo de lona sobre el área.

* Organizaron los sitios y clavaron ganchos para cucharas, cucharones, calderos y demás.

* Aseguraron la provisión de agua.
A las 4 de la mañana del día siguiente comenzaron la preparación de ochocientas raciones de alimentos que terminaron de repartir a las 8 AM, y desde aquella ocasión repiten esta rutina todos los días.
Preparan aproximadamente la misma cantidad de raciones (llegando a incluso a 1200 diarias) que distribuyen en iglesias, hospitales,

barrios y campamentos de refugiados.

Pero la ayuda no termina aquí. Según el coordinador del equipo, “Los

haitianos aprecian mucho nuestra asistencia, y los voluntarios pudimos

sentir lo que es saciar el hambre de un ser humano. Lo que sí debemos

tener en cuenta es que la logística de la producción de comida lleva

trabajo humano y una provisión constante de los alimentos, condimentos,

dinero, transporte y demás. El gas es muy importante, nosotros

consumimos un tanque y medio en esos cuatro días, llevamos uno desde

Dominicana y tuvimos que comprar otro en Haití, así que necesitamos

dinero para esto.”

La buena noticia es que el domingo 21 se unió un devoto recién llegado

del extremo sur del continente: “Nos agradó muchísimo que se integrara

un argentino de Tierra del Fuego”, aseguró el coordinador, “conoce

mucho de cocina y además es muy activo.”

Lo cierto es que el milagro de la unidad se hizo realidad no solo en

este maravilloso equipo sino entre todos los voluntarios Sai, que

tomaron la terrible tragedia de Haití como una oportunidad para servir

y amar. Tal como lo expresó uno de ellos, “Todos sonríen, se emocionan

y ayudan sin parar. Sin cansancio, sin divisiones y sin protagonismos”.


Texto tomado de: HEART 2 HEART LATINO

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