Asistencia Sai a Haití
El 12 de enero a las a las 16.53 un terremoto asoló Haití y causó la muerte de unas 230.000 personas, decenas de miles de heridos, más de un millón de desplazados
y daños materiales incalculables. Las duras imágenes recorrieron el planeta y el dolor se compartió en todos los hogares del mundo.
Ante esta catástrofe, la Organización Sri Sathya Sai
rápidamente se puso en movimiento para ser un instrumento del amor en
acción a través del servicio al prójimo. Se generaron
múltiples planes de ayuda a Haití tomando como base la Organización Sai
de República Dominicana, donde se organizó la acción de los devotos y
del grupo Sai Medicare, integrado por profesionales de la salud de
diversos países de América. La región también colaboró enviando
donaciones de dinero, alimentos, ropa, medicinas y agua. Un ejemplo
destacable provino de Venezuela, que envió 130 kilos de suministros
médicos: suero, jeringas, vendas, catéteres y un equipo de
esterilización.
y daños materiales incalculables. Las duras imágenes recorrieron el planeta y el dolor se compartió en todos los hogares del mundo.
Ante esta catástrofe, la Organización Sri Sathya Sai
rápidamente se puso en movimiento para ser un instrumento del amor en
acción a través del servicio al prójimo. Se generaron
múltiples planes de ayuda a Haití tomando como base la Organización Sai
de República Dominicana, donde se organizó la acción de los devotos y
del grupo Sai Medicare, integrado por profesionales de la salud de
diversos países de América. La región también colaboró enviando
donaciones de dinero, alimentos, ropa, medicinas y agua. Un ejemplo
destacable provino de Venezuela, que envió 130 kilos de suministros
médicos: suero, jeringas, vendas, catéteres y un equipo de
esterilización.
Los primeros pasos
A partir del 17 de enero, grupos de devotos Sai de distintos países viajaron periódicamente a Puerto Príncipe, la capital haitiana, llevando alimentos, tanques de gas,
agua, medicinas, mantas, equipos médicos y vacunas. Estos viajes se
hicieron diarios desde el 29 de enero.
La
Organización Sai inmediatamente comenzó la preparación y reparto de
alimentos y desayunos en las calles donde están los damnificados. La
casa de un devoto de Puerto Príncipe se convirtió en el centro de
operaciones y hospedaje de voluntarios. Cuenta con dos generadores y
baterías que permiten tener energía eléctrica propia durante algunas
horas al día. En la planta baja funciona el depósito de alimentos y en
otro sector la base de recepción de insumos médicos. Para proteger la
integridad física y emocional de los voluntarios, el tiempo de estadía
recomendado es de 10 días.
La acción planificada no tardó en rendir frutos: en los 20 días
posteriores al terremoto se repartieron más de 3200 raciones de
alimentos crudos junto con agua para cubrir las necesidades de 2 a 5
días por familia. Actualmente las raciones de comida preparada superan
las 1000 por día. La prioridad es proveer periódicamente bolsas de
alimentos no cocidos a poblaciones o vecindarios acotados y con
anotación previa para evitar los desbordes durante la distribución.
agua, medicinas, mantas, equipos médicos y vacunas. Estos viajes se
hicieron diarios desde el 29 de enero.
La
Organización Sai inmediatamente comenzó la preparación y reparto de
alimentos y desayunos en las calles donde están los damnificados. La
casa de un devoto de Puerto Príncipe se convirtió en el centro de
operaciones y hospedaje de voluntarios. Cuenta con dos generadores y
baterías que permiten tener energía eléctrica propia durante algunas
horas al día. En la planta baja funciona el depósito de alimentos y en
otro sector la base de recepción de insumos médicos. Para proteger la
integridad física y emocional de los voluntarios, el tiempo de estadía
recomendado es de 10 días.
La acción planificada no tardó en rendir frutos: en los 20 días
posteriores al terremoto se repartieron más de 3200 raciones de
alimentos crudos junto con agua para cubrir las necesidades de 2 a 5
días por familia. Actualmente las raciones de comida preparada superan
las 1000 por día. La prioridad es proveer periódicamente bolsas de
alimentos no cocidos a poblaciones o vecindarios acotados y con
anotación previa para evitar los desbordes durante la distribución.
Asistencia Médica
El 100% de los haitianos, independientemente de la edad y sexo, sufre un alto grado de estrés que se expresa de distintos modos, pero en
todos los casos provoca un descenso de la barrera inmunológica. Además,
la catástrofe causó un incremento de las fuentes de infección, de modo
que los cuadros infecciosos son la condición prevalente de la población
haitiana.
Para ayudar a los miles de damnificados sin recursos, Sai Medicare
reunió profesionales de la salud locales y de República Dominicana,
Venezuela, Estados Unidos, Canadá, México, El Salvador y Argentina, que
viajan periódicamente para prestar su servicio gratuito.
Se
establecieron dos sistemas de asistencia médica: Campamentos
Permanentes y Campamentos de Un Día. Cuentan con farmacia,
consultorios, salas de curaciones y cirugía menor. Cuando hay
profesionales voluntarios disponibles funciona un consultorio
odontológico.
Los Campamentos Médicos Permanentes funcionan en las instalaciones de
dos Iglesias Católicas (la capilla de los padres franciscanos Saint
Alexandre y en los campamentos de refugiados situados en los locales de
las monjas católicas de El Señor de la Santa Cruz). Los servicios
comienzan a las 9.30 de la mañana y concluyen alrededor de las 17. Es
imposible continuar más allá de este horario por la falta de luz, las
condiciones de tránsito y el toque de queda.
“Entre las infecciones dermatológicas hay muchos pacientes con sarna,
pediculosis, dermatitis fúngicas y dermatitis erosivas por el polvo
ambiental”, afirmó uno de los voluntarios de la salud. “También
atendimos muchísimos casos de conjuntivitis con o sin supuración.”
Pero los médicos no sólo tratan con daños físicos: “Miedo, angustia,
depresión, ataques de pánico, insomnio y claustrofobia son síntomas
masivos en catástrofes, y el terremoto de Haití no es una excepción”,
explicó un profesional de Sai Medicare. “El impacto emocional en toda
la población es altísimo, sin contar el de los numerosos niños que
quedaron huérfanos por el terremoto.”
Cifras milagrosas
En total, la cifra de pacientes atendidos por el equipo de Sai Medicare al 5 de febrero llega a los 3500, con un promedio de 380 por día, lo que equivale a 80 consultas diarias por médico. Se realizaron
múltiples curaciones a pacientes con lesiones traumáticas, heridas
infectadas, traumatismo o heridas quirúrgicas que necesitan limpieza
periódica. Además, algunos profesionales llevaron a cabo cirugías en
centros hospitalarios como cirujanos principales, o bien ayudando a
otros cirujanos.
A pesar de los contratiempos, los médicos Sai asisten a miles de
pacientes con enfermedades graves e infecciosas, corriendo riesgos de
contagio pero manteniendo alto su espíritu al brindar amor y ayuda en
el más silencioso anonimato.
Un equipo muy especial
Un grupo de once devotos dominicanos llegó el miércoles 17 de febrero a Puerto Príncipe y enseguida se puso a trabajar en la instalación de una
cocina industrial-artesanal en la “Casa Sai”. Ese mismo día lograron
realizar estas tareas:
* Instalaron 5 cocinas industriales-artesanales con capacidad para 800 raciones.
* Construyeron 2 grandes mesas de trabajo.
* Colocaron un techo de lona sobre el área.
* Organizaron los sitios y clavaron ganchos para cucharas, cucharones, calderos y demás.
* Aseguraron la provisión de agua.
* Construyeron 2 grandes mesas de trabajo.
* Colocaron un techo de lona sobre el área.
* Organizaron los sitios y clavaron ganchos para cucharas, cucharones, calderos y demás.
* Aseguraron la provisión de agua.
A las 4 de la mañana del día siguiente comenzaron la preparación de ochocientas raciones de alimentos que terminaron de repartir a las 8 AM, y desde aquella ocasión repiten esta rutina todos los días.
Preparan aproximadamente la misma cantidad de raciones (llegando a incluso a 1200 diarias) que distribuyen en iglesias, hospitales,
barrios y campamentos de refugiados.
Pero la ayuda no termina aquí. Según el coordinador del equipo, “Los
haitianos aprecian mucho nuestra asistencia, y los voluntarios pudimos
sentir lo que es saciar el hambre de un ser humano. Lo que sí debemos
tener en cuenta es que la logística de la producción de comida lleva
trabajo humano y una provisión constante de los alimentos, condimentos,
dinero, transporte y demás. El gas es muy importante, nosotros
consumimos un tanque y medio en esos cuatro días, llevamos uno desde
Dominicana y tuvimos que comprar otro en Haití, así que necesitamos
dinero para esto.”
La buena noticia es que el domingo 21 se unió un devoto recién llegado
del extremo sur del continente: “Nos agradó muchísimo que se integrara
un argentino de Tierra del Fuego”, aseguró el coordinador, “conoce
mucho de cocina y además es muy activo.”
Lo cierto es que el milagro de la unidad se hizo realidad no solo en
este maravilloso equipo sino entre todos los voluntarios Sai, que
tomaron la terrible tragedia de Haití como una oportunidad para servir
y amar. Tal como lo expresó uno de ellos, “Todos sonríen, se emocionan
y ayudan sin parar. Sin cansancio, sin divisiones y sin protagonismos”.
Preparan aproximadamente la misma cantidad de raciones (llegando a incluso a 1200 diarias) que distribuyen en iglesias, hospitales,
barrios y campamentos de refugiados.
Pero la ayuda no termina aquí. Según el coordinador del equipo, “Los
haitianos aprecian mucho nuestra asistencia, y los voluntarios pudimos
sentir lo que es saciar el hambre de un ser humano. Lo que sí debemos
tener en cuenta es que la logística de la producción de comida lleva
trabajo humano y una provisión constante de los alimentos, condimentos,
dinero, transporte y demás. El gas es muy importante, nosotros
consumimos un tanque y medio en esos cuatro días, llevamos uno desde
Dominicana y tuvimos que comprar otro en Haití, así que necesitamos
dinero para esto.”
La buena noticia es que el domingo 21 se unió un devoto recién llegado
del extremo sur del continente: “Nos agradó muchísimo que se integrara
un argentino de Tierra del Fuego”, aseguró el coordinador, “conoce
mucho de cocina y además es muy activo.”
Lo cierto es que el milagro de la unidad se hizo realidad no solo en
este maravilloso equipo sino entre todos los voluntarios Sai, que
tomaron la terrible tragedia de Haití como una oportunidad para servir
y amar. Tal como lo expresó uno de ellos, “Todos sonríen, se emocionan
y ayudan sin parar. Sin cansancio, sin divisiones y sin protagonismos”.
Texto tomado de: HEART 2 HEART LATINO