EL DESPERTAR SAI
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miércoles, 10 de marzo de 2010

RELIGIONES DEL MUNDO - LA RELIGION DE SAI

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RELIGIONES DEL MUNDO



 

       


LA RELIGIÓN DE SAI



... “Aquél a quien los musulmanes adoran como Alá, los cristianos como Jehová, los vaishnavas como Pullabjaksha y los saivitas como Sambhu, que en respuesta a sus plegarias concede salud, larga vida, prosperidad y felicidad a todos dondequiera que estén, Él, el Dios único, es el Dios de toda la humanidad.

Desde hace mucho tiempo, la India ha estado enseñando el mensaje del espíritu y los medios para adquirir y asegurar la ecuanimidad y la felicidad. Ella se ha mantenido como la preceptora del mundo durante siglos. La oración que ella le ha enseñado a su gente es: Que todos los seres en todas partes sean felices. Ésta es la consumación del pensamiento hindú desde tiempos inmemoriales. Este propicio ideal fue propagado y fomentado por los gobernantes de esta tierra, los profetas y los yoguis que guiaron al pueblo y las castas madres que criaron a generaciones en un ambiente de esfuerzo espiritual.

Pero cuando el país se vio inmerso en las vicisitudes de la historia y los pueblos fueron sometidos a opresiones, los ideales sufrieron un retroceso. Los conceptos abstractos de la fe recibieron una forma concreta y se cristalizaron en nombres identificables y formas específicas. Cada nueva actitud o aptitud, cada concretización, se volvió una secta especial, y cada teoría se envolvió en su propia concha. De esta manera, la religión védica única se volvió el padre de un número de sectas y creencias, como la Ganapatya, basada en el concepto de Ganapati; la Saktheya, en el concepto de energía cósmica como expresión de la Divinidad, Soura, basada en el sol como el origen, sostén y meta del logro espiritual; la Charvaka, basada en el concepto del placer y la prosperidad material, y la Virasaiva, basada en Shiva como el motor interno de todos los seres. Cada una de estas sectas, y muchísimas más, elaboraron sus propios rituales y formas de adoración, sus prioridades en logros espirituales y sus doctrinas acerca del individuo, el mundo objetivo y Dios.

El propósito de estas normas y costumbres en todos los casos fue purificar la mente e insistir en la práctica de elevadas virtudes morales. Pero pronto esto fue ignorado y se le dio importancia al vano conformismo y a la pureza externa. El anhelo por el engrandecimiento personal y por el poder hizo que cada secta, fe o religión se volviera rígida y árida. Hoy en día existe una gran necesidad de descubrir la fuente interna de todas las creencias, la fuente que inspira los ritos y las ceremonias externas. Un poco de sereno estudio revelará que hay una tendencia subyacente de entusiasmo moral y aventura espiritual.

La palabra matha generalmente es usada para nombrar a la religión; la palabra mathi indica la mente. Si se juntan las dos palabras se puede decir que matha está principalmente dedicada, o debería estar dedicada a enderezar y fortalecer el mathi. La meta, el propósito, la clave, la esencia de todos los credos y religiones es simplemente ésta: la sublimación de la mente del hombre, garantizar la liberación de las preocupaciones por parte del individuo y lograr la felicidad para la sociedad de la cual él es una unidad. Los principios y las prácticas se han agrupado alrededor de esta necesidad principal, y el resultado ha sido la diversidad de credos.

Las religiones tratan de inculcar ideales sagrados en el corazón del hombre pero éste no permite que esos ideales broten y crezcan. Su ansia egoísta por el poder y el éxito competitivo, en la mayoría de los casos, lo ha obligado a utilizar a la religión como un instrumento de tortura y persecución. En lugar de unir a la humanidad en un esfuerzo común, se ha convertido en un sistema hermético, custodiado por el odio y el fanatismo. Así pues, cada religión es un bando armado, hundido en el autoengrandecimiento, tratando de atraer a otros hacia sus creencias y evitando las deserciones en su propio campo. A esto se debe que la religión sea condenada como la causa del caos y del conflicto. A pesar de grandes progresos en muchas otras áreas de la vida, actualmente la animosidad religiosa está exacerbada en muchas partes del mundo.

Debe enfatizarse que la religión no es el origen de esta situación. La lucha entre facciones y el odio fanático se deben al ego incontrolable, al que se le ha dado rienda suelta. La religión lucha por destruir esta perversa tendencia, por lo cual debe ser apoyada y no condenada. Lo que se debe condenar es la actitud estrecha y pervertida de odiar a aquéllos que no están de acuerdo con ustedes, o que tienen diferentes opiniones acerca de la fuerza misteriosa que anima al Universo. Las guerras y los conflictos religiosos producen el fango de la ignorancia y avaricia. Cuando las personas están ciegas a la verdad de que la familia humana es una unidad indivisible, van a tientas en la oscuridad y le temen a cualquier cosa extraña. Sólo el cultivo del amor puede convencer al hombre de esta verdad:


Sólo hay una casta, La casta Humana y
Sólo una religión: La Religión del Amor.



... La Religión Sai, si se acepta el nombre de religión en su sentido literal de unir al hombre con Dios, es la esencia de todas las creencias y religiones, incluyendo el islamismo, el cristianismo y el judaísmo. El motivo que yace bajo la formación y propagación de todas estas diferentes creencias es el mismo. Todos los fundadores y predicadores fueron personas llenas de amor y sabiduría. Su propósito y meta eran el mismo. Nadie tenía la intención de dividir, perturbar o destruir. Intentaron hacer el bien, ver lo bueno y ser buenos. Buscaron controlar las pasiones y emociones, educar los impulsos e instintos y canalizar la facultad de la razón por caminos benéficos para el individuo y la sociedad. Sabían que la mente, que es el terreno en donde nacen el deseo y el apego, la ambición y las aspiraciones, tiene que se purificada y orientada adecuadamente.

Sai considera que la práctica de estas disciplinas es mucho más esencial que la fe ciega en un puñado de teorías filosóficas. Nadie tiene autoridad para aconsejar a otros a menos que ya esté practicando lo que predica. Primero establezcan el reino del amor en su propio hogar. Hagan que la familia se vuelva un centro de convivencia armoniosa, de comprensión amorosa y confianza mutua. El deber sagrado del hombre es estar siempre consciente del Alma que está instalada en todo ser viviente. Esto hará que él tome conciencia del parentesco que tiene con todos. Ésta es la base de la hermandad del hombre y la paternidad de Dios. Desechen el vicio del egoísmo, el mal de la codicia y el veneno de la envidia. Cuando busquen la alegría en algo fuera de ustedes, recuerden que una alegría mucho más grande yace en espera dentro de su propia conciencia. Cuando tengan miedo de alguien o de algo fuera de ustedes, recuerden que el temor nace, se alimenta y crece en su propia mente y lo pueden vencer negándolo. ¿Cómo puede el temor ser un obstáculo en el camino de un aspirante espiritual? No se puede ocultar en las sombras, no puede molestar a ningún aspirante espiritual que tenga a Dios en su corazón. La fe en el Dios todopoderoso es la armadura invulnerable que el aspirante espiritual se puede poner, y los hombres en todas las tierras son aspirantes espirituales, ya sea que lo sepan o no. Sean firmes, no flaqueen, persistan, aférrense al ideal sin desesperación. Oren hasta que Dios se apiade; no se desvíen llenos de tristeza si Dios no los colma de gracia cuando lo esperen. ...

... Cuando una religión quiere ampliar su influencia, tiene que recurrir a la calumnia de otras religiones y a la exageración de su propia excelencia. La ostentación y la publicidad se vuelven más importantes que la práctica y la fe. Pero Sai quiere que los devotos de cada religión cultiven la fe en la propia excelencia de su credo y que realicen su validez mediante la práctica intensa. Ésa es la religión de Sai, la religión que alimenta y sostiene todas las religiones y que enfatiza su grandeza común. Dedíquense a esta religión, resuelta y alegremente.” ... (1)











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(1)     Prashanti Nilayam – 1-X-76 – Mensajes de Sathya Sai – Vol. X –

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