Aunque la alimentación y los hábitos puedan ser diferentes entre las naciones, el espíritu de armonía y de unidad exhibido en los deportes es un ejemplo gratificante para todos. Es una cualidad distintiva de los deportes el que se olviden las diferencias y las personas se dediquen a los juegos en un divino espíritu de amistad y camaradería. Los deportes les ayudan a los jugadores no sólo a mejorar su salud, sino también a experimentar alegría. No obstante, uno no debiera contentarse tan sólo con estos beneficios. El género humano cuenta con otro cuerpo además del físico. Es el cuerpo sutil, conocido también como la mente. Es igualmente esencial el promover la pureza de la mente y desarrollar un gran corazón. La verdadera calidad humana florece tan sólo cuando se desarrollan armónicamente el cuerpo, la mente y el espíritu. El entusiasmo y esfuerzo que despliegan en los deportes debieran manifestarse también en las esferas de la moralidad y la espiritualidad. - Divine Discourse, Jan 14, 1990. |