En el firmamento del corazón, el intelecto (sol) y la mente (luna) giran en sus órbitas regulares. Si la envidia, la codicia o la maldad opacaran su gloria, han de ser desechadas como nubes pasajeras que no pueden afectar las fuentes de luz. Mientras más razonen sobre las cosas, más clara se les hará la realidad. El poder del razonar nunca evitará el descubrimiento de la Verdad; sólo que deben llegar tan lejos como les pueda llevar la razón; y de ahí podrán ver los vastos panoramas más allá. El hombre ha sido dotado de enormes, inconmensurables talentos, capacidades y poder; mas los usa todos para viajar a la luna, en lugar que transitar hacia el país de maravillas de los ámbitos internos propios, en donde uno puede llegar a estar cara a cara con Dios quien es la Realidad interna de todo este mundo fenoménico.
- Divine Discourse, Aug 3, 1966. |