Ofrece tu corazón y tu vida entera al Señor. Entonces tu adoración te transformará y te transmutará, tan rápida y completamente, que tú y Él serán fundidos en Uno. Serás transformado, como la roca es transformada por el escultor en un ídolo que merece la adoración de generaciones de personas sinceras. En ese proceso tendrás que soportar muchos golpes de martillo y muchas heridas de cincel, ya que Él es el escultor. ¡Sólo está liberándote de la petrificación! No desprecies al tiempo, ni desperdicies esta vida y este cuerpo persiguiendo fines insignificantes. Esta vida es parte del largo peregrinaje, que comenzó cuando naciste, y puede no terminar tampoco cuando mueras. Nunca olvides este hecho. Sé puro, alerta y humilde como son los peregrinos. Atesora las cosas buenas y las verdades que ves y oyes. Úsalas como apoyos e incitaciones para etapas más avanzadas en el viaje de tu alma.
- Divine Discourse, Nov 23, 1968. |