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El dolor tiene tres fuentes y tres características A lo largo de las edades el hombre ha buscado la liberación y luchado por emanciparse de la esclavitud. Sin embargo, no tiene una percepción correcta de aquello de lo que se tiene que liberar, ni del tipo de esclavitud que lo aprisiona. Muchos ni siquiera se dan cuenta de que están prisioneros y encadenados. Así, ni siquiera intentan liberarse. ¿Son la familia, la esposa, los niños la prisión? ¿Son las riquezas, las posesiones y las propiedades las cadenas? ¿Son las atracciones y aversiones las ataduras que refrenan al hombre? No; nada de esto lo mantiene atado. La atadura más fuerte que limita sus sentimientos y sus acciones es su ignorancia acerca de quién es él en realidad. Hasta que no esté conciente del Atma (Espíritu divino), es seguro que el individuo se verá agitado por un dolor tras otro, con intervalos de alegría. El dolor tiene tres fuentes y, consecuentemente, tres características: 1) el dolor provocado por la irrealidad de lo aparente, 2) el dolor provocado por la falta de conocimiento o errónea comprensión a causa de las limitaciones de nuestros instrumentos de percepción e inferencia, o bien a causa del misterio del fenómeno divino que persiste en todo y 3) el dolor provocado por la muerte, la desintegración o disolución de las cosas que consideramos reales. Cuando el individuo se establece en la conciencia de la verdad del jivi (el ser individual), del jagath (cosmos) y de Dios, el Creador, ya no hay razón para sentir dolor o temor. Consideremos jagath, el cosmos visible alrededor de nosotros, al cual podemos conocer. Las cosas que experimentamos en los sueños desaparecen cuando nos despertamos, las cosas que vemos cuando estamos despiertos también tienen una vida breve. Durante el sueño no estamos concientes del mundo. A pesar de que el cuerpo está en la recámara, soñamos, y el sueño es tan directo y vívido que ya estamos de compras en Mount Road, en Madrás. Así, las fases de vigilia, sueño y sueño profundo son sólo relativamente reales, engañosamente reales. Cuando se acercan al internado cantando bhajans en el crepúsculo, el niño de la primera fila grita espantado “¡una serpiente! ¡una serpiente!” y el temor hace presa de todos y los hace retroceder; pero, ¿realmente era una serpiente? Un niño la observa con una antorcha encendida y se da cuenta de que solamente es una cuerda. La ignorancia provocó el temor, la sabiduría lo quitó. Cuando la antorcha ilumina al mundo, se ve que es verdaderamente Dios, Vishnú, el cuerpo divino, la sustancia sagrada, Sat‑Chit‑Ananda (existencia, conciencia y bienaventuranza). El asath (lo irreal) es conocido como sath (lo real). Bhagavan Sri Sathya Sai Baba Extraído del D.D. del 01 - 09 - 83 |