Un hombre estaba celebrando una boda en una aldea. Debido a la insuficiencia de recipientes para cocinar, acudió a un hombre rico y se los pidió prestados para la ocasión. El rico los prestó generosamente, y los recipientes fueron usados para cocinar un festín, que fue servido a los huéspedes presentes en la boda. Después de la ceremonia, ¿se pueden retornar los recipientes sucios al propietario? ¡No! Deben ser escrupulosamente limpiados por dentro y por fuera, y sólo entonces devueltos. Esto es verdad también para los recipientes que están dentro de ustedes, prestados por Dios: sus corazones. Todos ustedes son peregrinos en el viaje de la vida. Así como no pueden dar mal uso a un recipiente prestado, o devolverlo sucio, sus corazones deben ser mantenidos y retornados puros y limpios. No usen los corazones y miembros obsequiados por Dios, para emprender acciones impuras ni involucrarse en relaciones innecesarias, que aumenten sus ataduras. Lleven una vida pura. | - My Dear Students, Vol 3, Ch 17, 'Sri Adi Shankaracharya: His Message'. |