El médico se halla donde los pacientes se congregan. Así también, el Señor está siempre con los que sufren y se debaten. El paciente que desea mejorar debe tener fe en el médico, y cumplir con las indicaciones. A menos que hayas obedecido las órdenes del médico estrictamente y al pie de la letra, no tienes autoridad para juzgar al médico. Recuerda también que el tratamiento del médico varía según cada paciente – depende del tipo de problema, la edad, la virulencia de la enfermedad y el tratamiento efectuado previamente. Además de la receta, también tenemos que adherir a las normas dietéticas y demás, que el médico recomiende. Es decir que no sólo habrá que hacer prácticas tales como japam y dhyanam (rememoración del nombre de Dios y meditación), sino que para suplementar el efecto de las mismas, hay que llevar una vida regular, una vida que conduzca a buenos pensamientos, con almentos y propósitos sátvicos (virtuosos).
| - Divine Discourse, Sep 1, 1958. |