Con el nombre del Señor como tu aliento vital mismo, involúcrate en todas las actividades de la vida, sin temor a caer. Cuando la mente desposa a las actividades mundanas (pravrithi), la progenie es la esclavitud; cuando desposa a la renunciación espiritual (nivrithi), la progenie es la libertad. Nivrithi confiere intrepidez y otorga fuerza y coraje, pues es el deseo el que debilita al ser humano y nos acobarda. El desapego te dota de autoestima y capacidad para desafiar difamación y calumnias. Los hay que lloran ante el menor signo de derrota o decepción. Esto es un comportamiento despreciable. Estando el Señor instalado en el altar de tu corazón, ¿por qué sentirías miedo o pena? ¿No sabes acaso que Él está aquí, protegiéndote y guiándote? Él está en todos los seres, siempre. Recuerda este hecho, estés donde estés, y hagas lo que hagas. Con que tan sólo no abandones la recitación de Su nombre, triunfarás. - Divine Discourse, 19 June 1974. |