Conoce tu deber y cúmplelo lo mejor que puedas, sin falta. Atiende a tus padres con amor, di la verdad y actúa virtuosamente. Cuando tengas tiempo libre repite el Nombre del Señor, teniendo en mente la forma que más te agrada. Nunca te permitas hablar mal de los demás, ni buscar culpas en otros. No causes dolor a los demás, de ninguna manera. Sé como el loto, desapegado del lodo en el cual ha nacido y del agua en la que crece. Los méritos y deméritos ganados en vidas previas son el lodo en el cual la persona nace; la tentadora ilusión llamada mundo es el agua que sostiene. No permitas que la tentación te afecte. Permanece por encima y más allá de los apegos terrenos, como el loto. Si bien puedes estar en el mundo, no permitas que él entre en ti, ni afecte tu sentido de los valores. - Divine Discourse, Mar 31, 1965. |