La meta de cada vida es conocer lo Supremo, vale decir, alcanzar la liberación; no puede haber otro objetivo. Han sido dotados de vida, no con el propósito de construir viviendas, adquirir terrenos, acumular riquezas, aumentar la progenie, conseguir diplomas o ascender a rangos superiores en la vida social. La grandeza de uno no depende de nada de ello. El más dulce de los éxitos en la vida radica en el logro de la bienaventuranza permanente y el librarse para siempre del sufrimiento y la angustia. Ustedes son hijos de la inmortalidad. La herencia de la inmortalidad debe ser reconocida y experimentada; habrá de recobrarse. Los vínculos de nombre y forma son temporales y deben ser eliminados. No representan características naturales genuinas del alma individual. El escaparle al pesar y a la alegría por un breve período no es señal de liberación real. La sabiduría real consiste en reconocer que son bienaventuranza pura; una bienaventuranza que persiste desde el pasado hacia el presente y el futuro. - Geetha Vahini, Ch 14. |