En la senda de la devoción, para quienes negocian y ansían beneficios, la reverencia se equipara con retribuciones; venden el homenaje a un tanto por unidad de respuestas satisfactorias. Calculan cuanto son capaces de sacar, como los sirvientes pagados que vociferan por salarios, pagos por sobretiempo, bonificaciones etc. Uno ha de ser un miembro de la familia de Dios, un pariente, un amigo de Dios. Deben sentir que Le son propios al Señor. Entonces, su trabajo no resultará cansador, serán capaces de ejecutarlo de mucho mejor manera y también les producirá más satisfacción. A cambio, el Señor Mismo les mantendrá en la bienaventuranza. Déjenle el resto a Él. Él sabe lo que es mejor. La alegría de tenerle a Él es recompensa suficiente. Este es el secreto de la felicidad humana. Lleven adelante sus vidas a lo largo de estas líneas y nunca se encontrarán con un pesar.
- Divine Discourse, Aug 19 1965. |