Cuando Yajnavalkya resolvió internarse en la selva para vivir como asceta, convocó a sus dos esposas y les propuso dividir entre ellas las riquezas que había ganado. Antes de aceptar su parte, Maitreyi preguntó a su esposo si las riquezas le ayudarían a tomar conciencia de la Verdad, y lograr la inmortalidad. Cuando comprendió que no lo harían, y que en realidad son simples rémoras, ella se negó a soportar esa carga. Nachiketa rechazó los obsequios de imperio, riqueza y años de vida saludable. Prahladha enseñó esas mismas lecciones a sus compañeros de juego. Buda resolvió el misterio del sufrimiento a través de la renuncia al apego, como primer paso en su Sadhana. Todos ellos tenían fe incondicional en la existencia de Dios; sus vidas giraban en torno al eje de esa fe. |
- Divine Discourse, 19 July 1970. |