Cuando sus amigos, simpatizantes o familiares colocan un artículo de regalo que no nos agrada en nuestras manos, lo aceptamos con gusto sólo porque nuestra aceptación les place. Cuando el regalo nos agrada, nuestra reacción es vigorosa. Lo valoramos y nos sentimos llenos de él. Sepan que Dios también reacciona de la misma manera a lo que el hombre Le ofrece. Cuando la ofrenda es impura, Él puede aceptarla con el fin de satisfacer el anhelo del devoto (sadhaka). Pero cuando la ofrenda Le agrada por su pureza y sinceridad, Él le da la bienvenida y Su alegría se traduce como abundante Gracia. Por lo tanto, uno tiene que descubrir y decidir sobre la ofrenda que Le da placer y recibir la bendición de la Gracia. Disciernan, preparen y siembren semillas sanas y potentes en el campo interior de sus corazones, de modo de obtener los frutos de una abundante cosecha de Gracia.- Divine Discourse, 5 Dec 1985. |