Las personas crean y cultivan en sí mismas una abundante variedad de hábitos y actitudes egoístas, causándose gran descontento. El impulso para todo eso proviene del complejo de poder: la codicia por acumular autoridad, dominio y poder, y la codicia por cosas que nunca pueden ser eternas ni completas. De hecho, es imposible para cualquiera conseguirlas hasta el nivel de saciedad. La omnipotencia pertenece tan solo al Señor de todos (Sarveswara). Una persona puede sentirse jubilosa por haber dominado todas las artes, tener todas las riquezas, poseer todo el conocimiento, ser el depósito de todas las Escrituras; pero ¿de quién adquirió la persona todo esto? Podría aducir que lo adquirió mediante su esfuerzo, trabajo y dedicación. Pero seguramente alguien se lo cedió, de una u otra manera. La fuente de la cual se origina toda autoridad y poder es el Señor de todos. Engañarse pensando que el escaso poder adquirido es propio de uno, es ciertamente egoísmo, engreimiento y vanidad. - Divine Discourse, Feb 23, 2009. |