Dado que la Naturaleza es un reflejo de la Divinidad, sus leyes no pueden ser transgredidas por nadie. A los seres humanos se les obsequia este nacimiento para que se den cuenta de su propia naturaleza. En lugar de tratar de comprender la verdad acerca del Cosmos, la gente la pierde, en busca de posesiones materiales. No se percatan de que el cuerpo humano, hecho de los cinco elementos básicos, está destinado a perecer. Este cuerpo temporario y perecedero debe ser considerado solo como una caja fuerte, en la cual se guardan las preciosas joyas de las buenas cualidades y buenas acciones. Son estas cualidades lo que se debe atesorar. Si actualmente el estado del mundo parece deplorable, es porque no son buenas las acciones ni la conducta de las personas. La gente debe retornar al camino de la rectitud, y llevar una vida buena y sagrada. | - Divine Discourse, 3 Sep 1988. |