No consideres a la oración y la meditación (japam y dhyanam) como pasatiempo de "bichos raros, cretinos y defectuosos". Aférrate a ellas, porque sólo ellas pueden salvarte de la ruina. Ofrece al Señor, no flores obtenidas en la tienda a cambio de unas monedas o rupias, sino las fragantes flores de tus propias virtudes. Que las lágrimas de alegría sean el agua con que buscas lavar los pies del Señor. Considera que el Señor a quien adoras, ya sea Hanuman, Krishna o Jesús, abarca todas las formas de la Divinidad. No argumentes que otras formas son inferiores, y tu forma más grande. Ten presente que toda forma de la Divinidad es igualmente dulce.
- Divine Discourse, Nov 25, 1964. |