¿En qué consiste la auténtica humanidad? Debes tratar a tu prójimo como a hermanos y hermanas. Sólo mereces que te llamen ser humano cuando cultivas el espíritu de unidad. Donde no hay unidad, hallas enemistad y odio. En consecuencia, el principio del amor se pierde por completo. Tu deber principal es compartir tu amor con los demás. Sólo entonces puedes apreciar el adagio: "La hermandad del hombre y la paternidad de Dios". Puede que creas o no en la paternidad de Dios, pero debes tener fe en la hermandad del hombre. Practícale, y experimenta la bienaventuranza a partir de ella. Sólo cuando compartimos nuestro amor con el prójimo podemos experimentar la Divinidad. (Discurso Divino, 17 de octubre de 2003)
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