Un país no significa un pedazo de tierra. A un país lo hace la gente. Y la transformación no debe ser unidimensional; es todo el proceso de refinamiento mediante el cual la gente se libra de sus malos pensamientos y acciones, cultiva buenos pensamientos, y hace buenas acciones en la vida cotidiana. El valor de una persona no deriva sólo de sus calificaciones educativas. También es esencial el refinamiento cultural de nuestro estilo de vida. Una vida sin cultura es como una casa sin luz. Una persona sin cultura es como un barrilete sin hilo, arrojado de aquí para allá. Una educación desprovista de cultura carece de valor, como una moneda falsa. ¿Qué se entiende por cultura? El darse cuenta de la divinidad inherente en el ser humano, y que esto se manifieste en nuestro modo de vida.
- Divine Discourse, Nov 22, 1997. |