Los hombres y las mujeres deben estar gobernados por la moralidad. En todos los países, la moralidad y la integridad deben ser como el aliento vital. Recién cuando la gente adhiera a la moralidad, llegarán a ser significativos en la vida cotidiana los ideales de fraternidad, igualdad y libertad. Debido al abandono de los valores morales, hoy hallamos a la sociedad llena de desorden e inquietud. El mundo se verá aliviado de la violencia sólo cuando el progreso en ciencias y tecnología sea acompañado por el desarrollo de los valores éticos y espirituales. En la esfera económica, cuando nuestros deseos sean gobernados por la rectitud, surgirá en la persona un impulso divino. Cuando la búsqueda y la preocupación por los deseos mundanos esté basada en la rectitud (Dharma), la mente se volverá espontáneamente hacia Dios.
- Divine Discourse, Feb 13, 1997. |