Al igual que una lámpara encendida, la Gracia de Dios se esparce a su alrededor, para todos quienes se Le acercan y que aman estar próximos a Él. Mas si interpusieran una pantalla que impida que les llegue la luz, si la Gracia no brillara, no podrían culpar a nadie más sino a sí mismos. Abran las puertas de su corazón y dejen que la luz del sol de la gracia de Dios entre e ilumine todos los rincones y ahuyente los vicios. Para recibir el programa de radio deseado en su equipo, han de encenderlo y sintonizarlo. Este es un esfuerzo imprescindible. Crean, esfuércense y tengan éxito – ese es el mensaje de los textos sagrados. - Divine Discourse, Mar 23, 1966. |