No les diré sino una cosa que constituye la esencia de todas las nobles escrituras – una cosa que quiero que resuelvan seguir a partir de este mismo día. No busquen encontrar faltas en los demás. Renuncien a difamar o injuriar a otros en pensamiento, palabra o acción. No deshonren a nadie, no alberguen envidia ni animosidad. Muestren siempre un ánimo amable; usen palabras suaves y dulces. Llenen su conversación de devoción y humildad. Vivan en Amor, para el amor y con amor. Entonces el Señor, quien es Él Mismo el Divino Amor personificado, les concederá todo lo que requieran, sin que necesiten pedirlo. Él lo sabe. Él es la Madre que no espera a oír el llanto del hijo para alimentarlo. Él anticipa cada necesidad y se apresura en llegar con la ayuda que deben recibir.
- Divine Discourse, Nov 14, 1976. |