¡Ponen gran cuidado en velar por que la casa que poseen y en la que viven sea acogedora, impresionante y cómoda! Se enojan incluso si un poster es colgado en uno de sus muros. Y entonces, un buen día, la venden. Ya no es el objeto de su apego. ¡No se alteran ni siquiera si un rayo cayera sobre ella! Con el dinero conseguido se compran unos terrenos. Ahora su apego se mueve hacia ellos. Después de un cierto tiempo, los venden y ponen el dinero en un banco. Ahora su apego es mayor hacia la cuenta bancaria. Y bien ¿qué es exactamente lo vuestro y por qué sienten apego? No es la casa, los terrenos ni el dinero; es el prestigio, la comodidad, la ostentación, la codicia – ¡cosas que surgieran en su mente como deseos! En verdad, es vuestro ego al que están apegados. Cada uno de ustedes debiera emprender algún esfuerzo espiritual con el objeto de limpiar la mente de lujuria y codicia, envidia y odio.
- Divine Discourse, Mar 27, 1966. |