Tu manera de hablar debe ser siempre buena. Nunca profieras palabras duras. Habla suave y dulcemente. Es por eso que a menudo les digo: "No siempre pueden agradar, pero siempre pueden hablar agradablemente". Di lo que tengas que decir, sin apereza. Habla suavemente, de modo tal que sólo pueda oirte la persona a la cual van dirigidas tus palabras. Debes cultivar este habla suave y dulce. El buen ver, el buen escuchar y el buen hablar conducen al buen pensar. "De tales pensamientos, tales resultados". Los buenos pensamientos conducen a la acción correcta. Sin buenos pensamientos, no es posible llevar a cabo buenas acciones. Los buenos pensamientos no pueden ser adquiridos por leer las escrituras ni escuchar las enseñanzas del preceptor. A través del esfuerzo propio puedes dar buen uso a tus sentidos del oído, tacto, forma, sabor y olor. Sólo tu propio esfuerzo puede asegurar una práctica espiritual adecuada.
| - Divine Discourse, Apr 28, 1999. |