Cuando un árbol es sacudido por el viento, sus ramas se doblan y agitan hacia arriba y abajo. Pero la avecilla posada sobre la rama no tiene miedo. Aunque la rama cayera, ella está segura, en tanto sus alas estén sanas. Percatándose de esto, el ave se mantiene bravamente sobre la movediza rama. Los seres humanos, sin embargo, no tienen la fe de la avecilla. Hasta los más ligeros problemas en el árbol de la vida hacen que las personas se preocupen. ¿Por qué? Porque han perdido la confianza en sí mismas. Con los más leves sufrimientos quedan frustradas, deprimidas e incapaces de tolerarles. En vez de depender de la inteligencia, fuerza física o riqueza, confíen en su autoconfianza. Hagan buenas acciones; que cada uno de sus pasos y sus esfuerzos estén dirigidos a ganarse Su gracia y Su proximidad. Entonces ustedes triunfarán, con toda seguridad.
- Divine Discourse, 'My Dear Students', Vol 3, Ch 3, Jun 30, 1996. |