Los antiguos edificaron templos que sobresalían por encima de las demás construcciones, para recordar a la gente de las aldeas que pensaran en Dios. La torre del templo era lo primero que veían los aldeanos al despertar por la mañana. La visión de la aguja del templo incitaba en ellos un espontáneo sentimiento de adoración. Se debe notar que no era una locura lo que inspiraba a los antiguos a construir enormes templos, con grandes gastos. Estas torres de muchos pisos eran construidas para que constantemente evocaran pensamientos acerca de Dios en la mente de las personas. Se ha dicho: "El cuerpo (deha) es como un templo para el Dehi (el Espíritu interno que allí reside)". Así como un médico te recuerda a las enfermedades, y un abogado a los litigios, cuando miras a tu cuerpo debes recordar a Dios.
- Divine Discourse, Oct 18, 1991. |