Los deseos son una fuente de placer para el hombre, pero también son la causa del dolor. La mente tiene que estar bajo control. Ni siquiera miles de hombres pueden contener un tren en rápido movimiento. Pero el tren se detiene cuando se aplica el freno. Lo mismo se aplica a los caprichos de la mente. Cuando se controla la mente, todos los dolores cesan. El Divino Atma, que mora en el corazón de todo ser humano, no se reconoce porque está cubierto por las nubes del deseo. El esplendor del sol se revela cuando el viento aleja las nubes que ocultan el sol. Del mismo modo, cuando el viento del amor aleja las nubes del deseo en el corazón, el ego (sentido del "yo") y la posesividad (sentido de "lo mío") son expulsados ??y la refulgencia del Atma interior se revela en toda su gloria. |
- Divine Discourse, Apr 1, 1995. |