"Nadie que esté lleno de codicia, temor o ira puede lograr nada en este mundo. Los deseos excesivos degradan a la persona. No podemos abandonar totalmente los deseos, pero deben tener un límite. Cuando ellos superan los límites, uno va por mal camino. Los deseos son terriblemente peligrosos. El enemigo de hoy puede convertirse en el amigo de mañana, yviceversa, pero los deseos son enemigos perpetuos. Acosan al ser humano incesantemente. El Gita declara a los deseos como enemigos eternos del hombre. Por eso los deseos tienen que ser mantenidos bajo control. Quien ha abandonado los deseos está libre de toda preocupación. Sobreponiéndose a la codicia, uno llega a ser feliz. Cuando libramos a la mente de sus impurezas, la humanidad se hace divina." - Divine Discourse, Apr 1, 1995. |