No se dejen perturbar por las calamidades, en cambio tómenlas como actos de Gracia. Si alguien pierde una mano en un accidente, esa persona habrá de creer que fue la Gracia de Dios que le salvó la vida. Cuando confían en que nada puede suceder sin Su determinación, se darán cuenta que todo lo que ocurra en sus vidas tiene un valor agregado. Pueden estar descuidando una enredadera en su patio, mas si pasa por allí un sabio y les indica que contiene una rara droga que le puede curar a uno de la mordida de una serpiente, levantarán una reja en torno a ella y no le permitirán a sus hijos que le arranquen hojas, ni siquiera para jugar, ¿no es cierto? Entiendan claramente que el Señor es la causa, el origen de todo. Y con este conocimiento, traten con todos de manera humilde y reverente. Esta es la senda que les llevará rápidamente hacia la meta. - Divine Discourse, Feb 20, 1966. |