Cada cual recibe el resultado que merece su práctica espiritual (sadhana), y que le conceden sus actos en este nacimiento y en los previos. En la epopeya del Ramayana, el rey demonio Ravana poseía erudición, fuerza, riqueza, poder, autoridad y hasta la gracia de Dios – mas el virus de la lujuria y el orgullo que alojaba en su mente llevó a su destrucción, pese a todos sus logros. No podía vivir ni por un momento en paz y alegría después que comenzara a actuar la infección. La vida es una campaña constante en contra de muchos enemigos, es una batalla con obstáculos, tentaciones, dificultades y vacilaciones. Estos enemigos se encuentran presentes dentro de cada ser por lo cual la batalla es incesante y perpetua. Todos difieren entre sí en esta lucha contra los atacantes internos. Como el virus que prospera en la corriente sanguínea, los vicios de la lujuria, la codicia, el odio, la malevolencia, el orgullo y la envidia debilitan la energía y la fe de los seres humanos y les arrastran a una caída prematura. Por lo tanto, siempre recuerden lo siguiente - la virtud es fortaleza, el vicio es debilidad. - Divine Discourse, Mar 16, 1966. |