Algunos se consideran a sí mismos grandes porque tienen vastas propiedades o riqueza. Mas la real riqueza y la genuina grandeza es la virtud que se gana la gracia de Dios. En la epopeya del Mahabharatha, los Kauravas poseían todo lo que el mundo respeta y envidia – armas, ambición, amigos, aliados, poder y riqueza. Mas Dios no estaba de su lado, porque eran malvados. Al final cosecharon el desastre y la desgracia. De esto pueden inferir que todas las cosas que el mundo se ufana de tener, son placeres momentáneos. Parecen dar felicidad cuando llegan, mas nos dejan con sufrimiento cuando desaparecen y la alegría ha sido temporal. No obstante la gracia de Dios persiste sin cambio en todo momento y lugar. Es pura, no contaminada, invariable, completa y poderosa. Empéñense por merecer esta gracia y la alegría que emana de ella. - Divine Discourse, Apr 4, 1965. |