Un viejo recibió una vez la advertencia de que había una cobra junto a la senda por la que se proponía pasar. Mas él respondió que nunca la había visto y, por ende, no lo creía. Lamentablemente para él, tuvo que creer más adelante, después que le mordiera. Mas para entonces, ya era demasiado tarde para beneficiarse con la información que se le diera antes. Varios líderes han debido reconocer que existe un destino que configura los eventos en la vida, sin tomar en cuenta los esfuerzos individuales. Dense cuenta que, tarde o temprano, todos habrán de llegar a la misma conclusión – porque existe un límite para la capacidad del individuo de controlar eventos en el mundo. Más allá de ello, existe una Mano Invisible que se hace cargo de la rueda de eventos. Uno puede que la llame Destino, otro puede llamarla Providencia y puede que un tercero la llame Dios – los Nombres no importan. Lo que importa es vuestra humildad, vuestra capacidad de asombro y sentido de maravilla ante la grandiosidad y magnificencia de la Divinidad. - Divine Discourse, 14 Jan, 1964. |