Todo lo que pido de ustedes es que amen a sus congéneres, compartan sus sufrimientos y se dediquen a servirles. La gente rica y los que detentan el poder tienen suficientes sirvientes. Sin embargo los afligidos, los sumidos en la pobreza y aquellos que sufren, no tienen a nadie para servirles. Acérquense a tales gentes y sean sus amigos, sus parientes, los más cercanos en apreciarles. Permitan que ellos les acojan como tales. Si vertieran espiritualidad en los oídos de quienes son torturados por el hambre, no la asimilarán. Sacien su hambre primero. Den a Dios en forma de alimento y en forma de ropa. Den a Dios en forma de paz a los afligidos por la angustia y en forma de medicamentos a los que sufran de mala salud. Entreguen a Dios en una forma que calme el temor, el dolor y el sufrimiento. Resulta que únicamente cuando esto se hace así que la espiritualidad puede empapar sus corazones.
- Divine Discourse, Nov 23 1982. |