Todos los placeres mundanos son transitorios y temporales. Muy a menudo desembocan en pesares y desengaños. A menudo experimentan pérdidas, depresiones y confusión y no encuentran contento. Sepan que la falta de contento representa la verdadera pérdida (Asantrupto nijo nashtah). No existe un límite para los deseos. Uno siente hambre, el otro está sediento. Si se le ofrece agua al sediento, no se siente satisfecho, quiere una bebida helada. Cuando se le da una bebida helada, quiere un helado de crema, y así sucesivamente. No se satisface con nada. Dense cuenta que no hay un tope para los deseos por cosas materiales en el mundo. Para liberarse de estos deseos uno habrá de volver la mente hacia Dios. El propósito del nacimiento humano es el realizar la Divinidad inherente. Esa es la vía para lograr contento y ventura duradera. Únicamente Dios es la fuente de la ventura duradera.
- Divine Discourse, Apr 16, 1988. |