Para cualquier ser, la vida es una serie de aceptaciones y rechazos, de alegría y pena, de beneficios y pérdidas. Toma todo lo que te ocurre como obsequios de la Gracia. Por supuesto, debes actuar con toda la habilidad y devoción de que eres capaz. Y debes llevar a cabo tus tareas con tanta dedicación como la que pones al adorar a Dios. Luego, deja el resultado al Señor todopoderoso, omnisciente y compasivo. ¿Por qué te consideras responsable de los resultados? Él lo motivó todo, Él lo hizo a través de ti, Él pondrá los resultados que Él considere adecuados. ¿Puedes guardar oro en una caja de oro? ¡No! Lo guardas en una caja fuerte de hierro o acero, ¿no es verdad? De la misma manera, comprende que el obsequio de la alegría viene empacado en la cáscara de la pena. No ores a Dios pidiendo sólo alegría; eso sería ingenuo. Ruega por la fortaleza necesaria para darte cuenta de que la pena y la alegría son las dos caras de la misma moneda. | - Divine Discourse, Mar 27, 1971. |