Tomen con frialdad las derrotas y las victorias. Hacerlo es un ejercicio mental muy difícil. Cuando se corre una carrera, los perdedores, al correr cabeza a cabeza, incitan a los ganadores a correr más rápido. Inspiran el coraje de aplicar esa velocidad adicional que otorga la victoria a los ganadores. Por eso, los ganadores deben estar en realidad agradecidos a los perdedores por su victoria. A quienes no ganaron, les pido que no pierdan la confianza en sí mismos. Nunca den demasiado valor a la victoria ni a la derrota. Todos ustedes han nacido para cosas mucho más grandes que ganar carreras y competencias mundanas. Su destino no depende de un juego ni de un examen – depende más de su carácter, de su fuerza de voluntad y de la gracia de Dios.
- Divine Discourse, Nov 25, 1959. |