La verdadera naturaleza de un ser humano es divina. Esta naturaleza innata se encuentra en los niños, en esa etapa uno no ha sido tocado por las atracciones ni tensiones de los sentidos. De modo que el niño goza de su propia realidad – con alegría, paz y amor. A medida que crezcan, hagan que esa etapa se mantenga, como para que puedan llevar una vida dharmica (correcta). Ese es vuestro deber. Para descubrir su realidad y para permanecer en la Paz Divina, no requieren renunciar al mundo ni entregarse al ascetismo. El desapego es el crucial beneficio que deben ganarse. ¡Pueden cultivarlo tan fácilmente en casa como podrían hacerlo en la jungla! Además, cuando fijan su mente en la verdad, llegan a ser más amados por Dios.
- Divine Discourse, 29 Sep 1965. |