No te guíes por el cinismo de los críticos – eso sólo debe servir para que tomes más coraje. Examina las faltas que pueden yacer dormidas en ti, y trabaja con ahínco para librarte de ellas. No te limites a dar sermones sobre la excelencia de cualidades tales como la caridad, el servicio, la empatía, la igualdad, el secularismo, etc. Desciende de la tarima y practica sinceramente al menos unos pocos ideales. Cuando tu prójimo atraviesa una grave enfermedad, no te quedes contento con la idea de que felizmente estás libre de eso. Con que una sola persona sufra o o esté atrapada,ya no estás libre. Recuerda que el alimento que das a cada ser viviente llega a la Divinidad Suprema, y el servicio que haces a cualquier ser, en cualquier parte del mundo, llena de alegría al Señor.
- Divine Discourse, 25 Feb 1964. |