Ninguna manifestación de Dios necesita publicidad. ¿Qué sabes tú de Dios? ¿Es tu fe inconmovible? Le alabas cuando las cosas andan bien, y le culpas cuando andan mal. Aún antes de que tu devoción madure, procuras liderar a los demás, y planeas subscripciones y asociaciones; todo esto es mera exhibición, y produce más pérdida espiritual que ganancia. Cuando comienzas a hacer publicidad desciendes al nivel de aquellos que compiten en la acumulación de clientela, menospreciando a los demás y elogiándose a sí mismos. Recuerda: cuando el dinero es calculado, recolectado y exhibido para demostrar logros propios, Dios no estará presente. Dios sólo viene cuando se valoran la sinceridad, la fe y la entrega. Canta, anhelándole a Él. Las horas que se hayan pasado gritando, no cuentan; un momento de plegaria concentrada desde el corazón es suficiente para derretir y conmover a Dios.
- Divine Discourse, Oct 15, 1964. |