Tomas medicamentos en un vano intento de escapar de las garras de las enfermedades. Pero no percibes las enfermedades que carcomen los órganos vitales de tu felicidad, y te convierten en un peligro social – las enfermedades de la envidia, el odio y la codicia. Toma este, el mejor medicamento para librarte de esas enfermedades: convéncete de que el Señor vive en cada corazón, de modo que cuando infliges dolor, físico o mental, a cualquiera, estás menospreciando al Señor mismo. Nunca abrigues odio ni resentimiento en tu corazón. Demuestra tu resentimiento, si es que debes hacerlo, mediante palabras cuidadosamente seleccionadas, pero nunca mediante la acción. Haz una introspección y arrepiéntente de tus errores; y ora pidiendo fuerza para refrenar tus malas tendencias.
- Divine Discourse, Oct 14, 1964. |