Había un hombre de Puttaparthi, que vivía en una choza solitaria a orillas del Ganga. Se dedicaba a intensas austeridades, y era admirado por otros monjes. Un día, mientras se bañaba en el río, oyó a un grupo de peregrinos que acababan de descender de un bus, hablando en telugu. Su apego a la lengua materna le arrastró; les preguntó de dónde venían. Lentamente se fue dando cuenta de que eran del Distrito de Anantapur, Penukonda Taluk. Sus oídos ansiaban mayores detalles. Cuando dijeron que eran de Puttaparthi, el monje quedó encantado y comenzó a indagar acerca de sus tierras, familia y amigos. Cuando supo que varios de ellos habían fallecido, comenzó a llorar. Todos sus años de austeridades se quebraron ante el embate del apego al idioma. Practiquen el desapego desde ahora, sin prisa pero sin pausa. No sigan añadiendo cosas que les atan. Átense ustedes mismos al gran liberador: Dios.
- Divine Discourse, Oct 15, 1964. |